domingo, 4 de diciembre de 2016

¿Puede suponer el final de la eurozona el resultado en Italia?

ROMA.- La victoria del ´no´ en el referéndum sobre la reforma constitucional abre un episodio de inestabilidad política y económica que va más allá de las fronteras italianas. El euro sufre su mayor golpe desde la crisis general del último lustro y la perenne depresión de Grecia.

Bruselas tiene ante sí el reto de hacer remontar a la moneda que sintetiza sus mayores ilusiones y recibe este enorme desafío en un momento en el que tiene que lidiar con la negociación del ´Brexit´, el reforzamiento de los movimientos populistas, las injerencias de Putin y la elección de un presidente de EE UU, Donald Trump, que ve a Europa con indiferencia cuando no con desdén.
Italia, la tercera economía de la Eurozona, cuenta con una potente tradición industrial en el norte del país. Pero las regiones meridionales, donde los sectores agrícolas y turísticos son básicos, también suponen una importantísima cuota del PIB nacional. Todos los pilares de la economía italiana se van a ver afectados por la incertidumbre creada por el triunfo del ´no'. Y con ellos, los del resto de las economías europeas.
En primer lugar, es previsible que la prima de riesgo vuelva a dispararse y que un bajón de la bolsa italiana se contagie -está por ver por cuanto tiempo- al resto de plazas europeas. Si los mercados optar por cortar el grifo de la financiación e Italia no logra ahora transmitir al exterior una mínima credibilidad de su economía, la inestabilidad podría perdurar hasta el punto de poner en riesgo las bases de crecimiento de Grecia, Portugal y España y añadir un punto más de gravedad al estancamiento de Francia.
En el caso más extremo, el de una salida de Italia del euro, se produciría el mayor ´default´ -suspensión de pagos- de la historia de la moneda única, un golpe de colosales proporciones para el resto de Europa. Si Italia y sus bancos no pueden pagar lo que deben, el resto de economías podrían bordear el colapso.
La deuda pública italiana es de más de 130 % del PIB. La de España ha alcanzado el 100%. Si a eso se le suma la severa crisis del sistema bancario italiano se dan unos condicionantes similares a los que atravesó la economía española, donde también los problemas de productividad y déficit se dan con la misma frecuencia que en Italia.
Es el momento de comprobar si han funcionado los ´cortafuegos´ aplicados por los gobiernos nacionales y las soluciones ideadas desde las instituciones comunitarias y el Banco Central Europeo. La canciller alemana, Angela Merkel, no quiso saber nada de los eurobonos, una propuesta para mutualizar la deuda, porque entendía que Berlín sería la más perjudicada, aunque este mecanismo podría contar ahora con el beneplácito de Merkel si eso contribuiría a ahuyentar el fantasma de una salida del euro por parte de Italia. En el caso de que Italia se viese obligada a pedir un rescate para su economía, Bruselas querría saber antes qué riesgo real existe de que Roma decida salir del euro.
Con todo, los riesgos económicos no los únicos que ponen en serios problemas al euro. La victoria del ´no´ a la reforma es también la victoria de las fuerzas que se oponen a la moneda única: el Movimiento 5 Estrellas, calificado como la "antipolítica" italiana, Forza Italia -el partido de Berlusconi- y la Liga Norte, la formación xenófoba que propugna la independencia de las regiones del norte. Su triunfo debilita la credibilidad del euro en Italia e insufla fuerzas a partidos de extrema derecha que apuestan también por retirarse de la moneda única, como el Frente Nacional en Francia y el Partido de la Libertad en Holanda. 

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