LONDRES.- Con su papel protagonista
en el Brexit, los habitantes del cinturón industrial del norte de
Inglaterra provocaron un terremoto antisistema cuyas ondas sísmicas
cruzaron el Atlántico. Y no lo lamentan en absoluto.
En
la ciudad de Rotherham, el 68% votó a favor de salir de la Unión
Europea. Seis meses después, sus residentes creen ser, junto a otras
zonas golpeadas por el declive industrial, el epicentro de un cambio en
la política.
"Es un voto de protesta, lo puedes ver en
Estados Unidos con Trump", dijo Derik Cardow, un partidario del Brexit
de 72 años que hacía sus compras en un mercado de esta localidad del
condado de Yorkshire.
Cardow,
que recientemente pasó de apoyar al Partido Laborista a apoyar al
partido antieuropeo y antinmigración UKIP, dijo que "definitivamente"
hubiera votado por Donald Trump en Estados Unidos.
En su
parada de frutas y verduras en el mercado, Luke Ellis, de 26 años, que
votó también a favor de romper con Bruselas, estimó que "no era la UE,
es todo el sistema".
Rotherham vivió sus días de
esplendor durante la Revolución Industrial, produciendo acero, pero en
las últimas décadas ha sufrido un gran declive económico, y casi todas
sus fábricas siderúrgicas y minas han cerrado.
Tradicionalmente,
la ciudad votaba a los laboristas, pero, durante la campaña del
referéndum, encontró causas comunes con los conservadores, en asuntos
como la inmigración, el libre comercio o la globalización.
"Llegó
el momento de velar por nosotros", dijo Ellis, que culpó a la
importación de carbón barato del declive de la economía local, así como
el del "Rust Belt" estadounidense, literalmente "cinturón de óxido" o
industrial, que votó mayoritariamente por Trump.
Jonathan
Lang trabaja para Shiloh, una organización de beneficiencia cristiana
que ayuda a drogadictos y gente sin casa. Según él, se ha abierto un
cisma entre la clase política cosmopolita y las zonas "trabajadoras,
orgullosas, bebedoras" abandonadas por la globalización.
"La
razón por la que no escuchan es porque no ven. Por eso ocurrió el
Brexit", dijo, mientras un grupo de voluntarios servía comida
en el comedor adyacente.
Este director de operaciones de
Shiloh sostuvo que "mucha gente no ha sido capaz de adaptarse" a cambios
sociales que escapaban a su control.
Ya en el mercado,
sentenció: "estamos arrodillados".
"Sólo tienes que mirar a tu
alrededor, este mercado pasó del esplendor a las paradas vacías. Las
tiendas de la ciudad están cerradas".
La inmigración fue
el tema candente de la campaña del referéndum, y los líderes de la
campaña para romper con Bruselas fueron acusados de atizar la xenofobia.
Joanne
Griffiths, de 45 años, de la minoría de Rotherham que votó a favor de
la Unión Europea, cree que la xenofobia no primó en la localidad.
"No creo que haya muchos racistas, hay racistas en todos lados. Simplemente, se sentían particularmente engañados", explicó.
"Estaban hartos", añadió.
Esta
ciudad de 250.000 personas ha recibido recientemente a numerosas
familias gitanas del este de Europa, 6.000 de los cuales se han
instalado en una zona a unos pocos kilómetros del centro, según un
informe de las autoridades.
El referéndum reveló también la fractura generacional en torno a la UE.
"Los más viejos estaban exultantes el viernes por la mañana", al día siguiente del referéndum, recordó Ellis.
El
problema de la ciudad se ha agravado por "la fuga de cerebros", la
emigración de jóvenes bien preparados a zonas más ricas del país. El
Centro de investigación de producción avanzada (Advanced Manufacturing
Research Centre, AMRC), construido en una antigua planta de carbón
gracias en parte a la financiación de Bruselas, está frenando esa
tendencia.
Este centro de investigación es un consorcio
entre empresas aeroespaciales como Rolls-Royce, el gobierno y
científicos, y aspira a duplicar su plantilla de 600 personas en los
próximos cinco años.
"El AMRC está convirtiendo esta
parte de Rotherham, y Sheffield, en el centro de un distrito de
fabricación avanzada", dijo su director ejecutivo, Colin Sirett, antiguo
responsable del departamento de investigación de Airbus.
El
parque ofrece oportunidades de formación y está creando trabajos
indirectos para atender a la creciente plantilla, pero poco puede hacer
por resolver inmediatamente la crisis de empleo obrero.
Ellis
explicó que la larga decadencia hizo que la ciudad no temiera las
advertencias de que el país iba a empobrecerse con la salida de la UE y
aplicó el siguiente razonamiento: "si nunca lo tuviste, puedes vivir sin
él".
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