BRASILIA.- El presidente brasileño, Michel Temer, anunció hoy una
serie de medidas con las que su Gobierno intentará reanimar la economía
del país, que lleva dos años en profunda recesión y aún no da señales
claras de recuperación.
Las nuevas medidas apuntan a
mejorar el ambiente "microeconómico" y pasan por facilidades para que
empresas y personas físicas puedan regularizar deudas tributarias,
incentivos al crédito en el sector inmobiliario y una simplificación de
la burocracia para el comercio exterior y la apertura o cierre de
empresas, explicó el mandatario.
También dijo que será ampliada la base de facturación
anual que una pequeña o mediana empresa tiene para acceder a créditos
con bajo interés otorgados por la banca publica y anunció algunas
iniciativas para intentar potenciar el consumo.
Entre
ellas, la decisión de encomendarle al Banco Central la búsqueda de
alternativas para reducir los tipos de interés en las operaciones con
tarjetas de crédito, que en algunos casos llegan a superar la
elevadísima tasa del 400 % anual.
El mandatario
subrayó que el Gobierno avanzará medidas para mejorar el "ambiente
microeconómico" tras haber dados "algunos pasos fundamentales para
recuperar el equilibrio de la macroeconomía".
En ese
sentido, destacó la aprobación en el Parlamento de una polémica
propuesta que limitará el aumento del gasto público anual a la tasa de
inflación registrada en el ejercicio anterior durante un plazo de dos
décadas, que sólo podrá ser revisada después de los primeros diez años.
Esa medida, aprobada con carácter de enmienda constitucional, fue
promulgada hoy mismo por el Congreso y, según Temer, promoverá "un
ambiente de confianza" entre los inversores privados, que percibirán la
intención del Estado de "poner orden" en sus finanzas.
Temer también señaló entre esos "avances macroeconómicos" un proyecto
de reforma del deficitario régimen de jubilaciones que fue remitido esta
semana a la Cámara de Diputados y que propone establecer una edad
mínima de 65 años para acceder a esos beneficios sociales.
La economía brasileña cayó en 2015 un 3,8 % y las previsiones del
Gobierno y del sector privado apuntan a que se caerá en torno al 3,5 %
este año.
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