viernes, 22 de abril de 2016

Draghi resiste las presiones alemanas y mantiene los tipos / José Hervás *

Mario Draghi ha sido rotundo en su respuesta a las presiones a las que le vienen sometiendo desde hace tiempo varios políticos conservadores alemanes, entre ellos, el poderoso ministro de Finanzas, Wolfgan Schauble. Primero aseguró que las políticas del BCE alientan el surgimiento de movimientos populistas en Europa, como el AfD y este fin de semana pidió en público que el organismo europeo empezara a pensar en subir los tipos.

A estas pre­siones de Schauble se ha­bían su­mado en los úl­timos días, como ya ha re­co­gido ca­pi­tal­ma­drid.com en su edi­ción del miér­coles día 20, el vi­ce­pre­si­dente del grupo par­la­men­tario CDU/CSU en el Bundestag, Hans-Peter Friedrich, y el propio por­tavoz de la CSU, Hans-Peter Uhl.

Ambos han coin­cido en pedir que el pró­ximo pre­si­dente del Banco Central Europeo sea un alemán para aplicar sus po­lí­ticas más res­tric­tivas en ma­teria mo­ne­ta­ria. Aunque la su­ce­sión de Draghi no co­rres­ponde apli­carla hasta no­viembre del 2019, queda claro que es un in­tento de pre­sionar al ita­liano para que se atenga a las su­ge­ren­cias ale­manas y aplique una po­lí­tica mo­ne­taria menos laxa.

La clase po­lí­tica ale­mana está muy ha­bi­tuada a pre­sionar a los pre­si­dentes del BCE. El pre­de­cesor de Draghi, Jean-Claude Trichet, era con­si­de­rado más alemán que los ale­manes en sus de­ci­sio­nes, pese a ser fran­cés. No hay más que re­cordar que, mien­tras la Reserva Federal de EEUU ba­jaba los tipos de in­terés para com­batir los efectos de la crisis fi­nan­ciera, el BCE llegó a subir los tipos dos veces mien­tras es­tá­bamos en el peor mo­mento de la cri­sis.

Pese a estas evi­dentes pre­sio­nes, Mario Draghi no se ha re­fe­rido a ellas hasta que no le han pre­gun­tado los pe­rio­dis­tas. Una buena parte de su com­pa­re­cencia pú­blica ha es­tado de­di­cada a res­ponder como se puede ga­ran­tizar la in­de­pen­dencia del Banco Central Europeo.

El pre­si­dente del emisor eu­ropeo ha ase­gu­rado que existe una­ni­midad a la hora de pro­clamar la in­de­pen­dencia de las ac­tua­ciones del BCE, pero ha re­co­no­cido que estas pre­siones su­ponen una ero­sión para la cre­di­bi­lidad de los bancos cen­tra­les, lo que a la larga re­duce la efi­cacia de sus pro­pias me­di­das.

Al mismo tiempo con­si­dera que el hecho de que no se hayan visto acom­pañadas por otras me­didas de los go­biernos res­pec­tivos y otras ins­ti­tu­ciones re­baja la efi­cacia de las su­yas. Referencia que po­dría su­poner una crí­tica in­di­recta a la mo­ji­ga­tería de las ins­ti­tu­ciones co­mu­ni­ta­rias.

El pre­si­dente de la Comisión Europea tam­bién de­bería darse por alu­dido, no dejar toda la res­pon­sa­bi­lidad en los go­biernos de los países res­pec­tivos de la UE. Porque las pro­puestas que sigue man­te­niendo Draghi son re­bajar im­pues­tos, lo­grar dé­fi­cits pre­su­pues­ta­rios más bajos y, más in­ver­sión pú­blica, en la que la Comisión Europea tiene mucho que decir y sobre todo ha­cer.

Para que no quede la menor duda, ni para los mer­ca­dos, ni para los clientes de que los tipos de in­terés se van a man­tener al 0 %, en el primer pá­rrafo de su co­mu­ni­cado ini­cial dice que los ac­tuales ni­veles de tipos o in­cluso más bajos se van a se­guir man­te­niendo más allá de la apli­ca­ción de la po­lí­tica de compra de ac­ti­vos, una po­lí­tica de com­pras que va a durar como mí­nimo hasta marzo del año que viene.

Esto sig­ni­fica que las per­sonas que tengan una hi­po­teca u otro tipo de cré­dito vin­cu­lado di­recta o in­di­rec­ta­mente a los tipos ofi­ciales de in­terés del di­nero pueden dormir tran­quilos como mí­nimo hasta el ve­rano del año que viene. Draghi ha pe­dido tiempo y se lo ha con­ce­dido.


(*) Periodista español