NUEVA DELHI.- Tras cumplir dos años al frente de la India, Narendra Modi y su partido nacionalista hindú BJP conservan una alta estima en medio de una economía boyante aunque no falten las voces críticas por sus supuestos ataques a las libertades públicas y religiosas y las muchas promesas aún por cumplir.
En el último año, las altas expectativas de crecimiento económico se
han alternado en las portadas de los periódicos con linchamientos de
musulmanes por posesión de carne de vaca y arrestos de críticos por
sedición, creando a su vez titulares sobre derrotas y victorias
electorales para el BJP en diferentes regiones del país.
Con un crecimiento estimado del 7,6 % para el año fiscal 2015-2016,
finalizado el pasado abril, y una inflación que osciló en ese periodo
entre el 3,7 % y el 5,7 %, los economistas coinciden en otorgar a Modi
un notable en el apartado económico al cumplir esta semana dos años en
el poder.
Además de estas cifras, el presidente de la Federación de Cámaras de
Comercio e Industria de la India, Harshavardhan Neotia, aplaudió en su
valoración de estos dos años los "esfuerzos" para mejorar el clima de
negocios y los consecuentes "grandes" compromisos de inversión
obtenidos.
Según datos oficiales, en el recién finalizado periodo 2015-2016 la
inversión extranjera directa aumentó un 29 % con respecto al año
anterior, hasta los 40.000 millones de dólares.
"En lo que respecta a macroeconomía, la India no duda en que se
presentará más estable y fuerte en comparación al verano de 2014",
coincidió en señalar el presidente de la Asociación de Cámaras de
Comercio e Industria (Assocham, en inglés), Sunil Kanoria.
No obstante, la nota global de la asignatura es para la Assocham un 7
sobre 10, ya que más allá de los grandes indicadores económicos, le
preocupan aspectos como la "enorme" cantidad de activos tóxicos de los
bancos públicos y la población rural, que "necesita ayuda inmediata".
El Ejecutivo, por su parte, culpa de sus faltas a la oposición.
En un reciente artículo para el diario Mint, el presidente del BJP,
Amit Shah, se escudaba en la "hacienda en bancarrota" heredada del
anterior Gobierno y en la imposibilidad de aprobar reformas clave debido
a la política de "obstruccionismo" de la oposición en el Parlamento.
Muchas de ellas centradas en la economía, Modi ha lanzado desde su
llegada al poder una treintena de grandes campañas, algunas en proceso y
otras que parecen haberse estancado en la línea de salida.
"Entre un 20 y 30 % de las promesas (electorales) parece que se van a
cumplir en los próximos cinco años", estimó el analista político
Praveen Rai, del Centro para el Estudio de Sociedades en Desarrollo.
La popularidad de Modi se mantiene alta a pesar de todo. Según una
reciente encuesta de Instavaani, el primer ministro tiene un índice de
aprobación del 74 %, ligeramente superior al de su Gobierno.
Su partido viene de ganar las elecciones regionales en el estado de
Assam, hasta ahora en manos del histórico partido del Congreso, logrando
así entrar en el remoto noreste, al tiempo que aumentó su respaldo en
otras zonas del sur y este del país en las que los partidos regionales
son muy fuertes.
Rai mantiene que "el BJP lo está haciendo muy, muy bien", a pesar de
sus dos grandes derrotas regionales del pasado año, incluida la de la
capital del país, que achacó a la alta popularidad de la oposición
local.
De hecho, concedió que hay un "ascenso" de los partidos regionales,
por lo que la formación nacionalista hindú está ganando "sólo" en
aquellas áreas donde está el Congreso de los Nehru-Gandhi, en "caída"
libre desde que en las nacionales de 2014 sufrió su peor derrota
electoral frente a Modi.
En el plano de las garantías y las libertades, el Ejecutivo ha hecho
promesas sobre una mayor transparencia, mejor gobierno o la violencia
contra la mujer, pero la investigadora de Human Rights Watch (HRW) para
el Sur de Asia, Jayshree Bajoria, cree que no se han "implementado".
Es más, Bajoria denunció una utilización de
las leyes para acallar a las voces "críticas" con el Gobierno y un
aumento en los ataques a 'dalits' o intocables, el escalafón más bajo
del sistema social indio.
A Bajoria le preocupan especialmente los ataques a minorías
religiosas, después de que se registrasen ataques a iglesias y fuesen
asesinados en el último año siete musulmanes por supuesta posesión de
carne de vaca, sagrada para la mayoría hindú.
Aunque no hay estadísticas que confirmen un aumento en el número de
incidentes, los ataques ocurridos, aseveró la experta de HRW, han sumido
a la minorías en una "creciente sensación de inseguridad".