BANGKOK.- Jinetes de carreras,
agricultores, pescadores o trabajadores domésticos son algunos de los
empleos que desempeñan millones de niños víctimas del trabajo infantil
en la región Asia-Pacífico.
El abuso laboral afecta a 168 millones de menores de entre 5 y 17
años en el mundo, de los que un 45 por ciento se encuentra en
Asia-Pacífico, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
que mañana celebra el Día Internacional contra el Trabajo Infantil.
"Más de la mitad de esos niños -850.000- son empleados en todo el
mundo en trabajos infantiles 'peligrosos'", explica Simrin Singh,
especialista en trabajo infantil de la OIT, con sede para Asia-Pacífico
en Bangkok.
"En la economía globalizada de hoy, hay pocas dudas de que los bienes
y productos -o partes de productos- manufacturados en condiciones de
trabajo infantil o por trabajadores en situación precaria pueden llegar a
Europa o América", dice Singh en una entrevista por correo electrónico.
"Asia y el Pacífico continúa siendo la región con el mayor número de
trabajo infantil, unos 78 millones (o casi el 10 por ciento de la
población infantil entre 5 y 17 años)", agrega la experta de la OIT, que
cita los últimos datos publicados en 2013.
En África, hay 59 millones de trabajadores infantiles en situación
precaria (21 por ciento de los africanos de entre 5 y 17 años), mientras
que en América Latina el número llega hasta 13 millones (8,8 por ciento
de sus niños).
Niños que reciclan basura en Camboya, mezclan cemento en Filipinas o
desguazan chatarra en Bangladesh son situaciones no poco habituales en
Asia.
"(Recojo basura) cuando tengo días libres, a veces de noche y a veces
de día. Vendemos basura porque mi familia es pobre y no tenemos
dinero", relata Ly Bopha, nombre ficticio de una menor de 13 años
en Camboya.
Según la OIT, la edad mínima para trabajar es 15 años (14 años en los
países menos desarrollados) y 13 años (12 en países poco desarrollados)
en casos de trabajos leves que no les impida atender a la escuela.
Cuando se trata de trabajos que entrañan algún riesgo, como la pesca o en explotaciones mineras, la edad mínima es 18 años.
Grace Agcaoili, especialista de protección infantil del Fondo de
Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Bangkok, explica que por
"trabajo infantil" no se refiere a que los niños que ayudan en las
tareas domésticas o los negocios familiares tras el colegio.
"En cualquier contexto, incluido en los negocios familiares, el
trabajo infantil se entiende cuando les impide desarrollarse o rendir en
el colegio", subraya.
A veces, las empresas subcontratan a talleres familiares muy pequeños
en los que trabajan menores, que en periodos de alta demanda dedican
más horas de lo adecuado para su edad, continúa.
"En Filipinas, ocurre en ocasiones en talleres pirotécnicos, por lo que el trabajo es además peligroso", asevera Agcaoili.
La mayor parte del trabajo infantil se da en el sector de la agricultura y en general afecta más a niños.
Las niñas superan al número de niños en el empleo doméstico, donde los abusos son más difíciles de investigar.
"Sufren largas jornadas y en este tipo de empleos, en los hogares, es
muy difícil que lleguen los inspectores de trabajo o trabajadores
sociales", afirma la representante de Unicef.
A veces son tradiciones las que alimentan el trabajo infantil, como
las carreras de caballos en las estepas de Mongolia, donde los niños
jinetes sufren a menudo accidentes.
Sin embargo, el número de siniestros ha descendido tras las medidas
adoptadas en los últimos años por las autoridades, como la obligación de
llevar protecciones o prohibir las carreras en invierno, cuando son más
peligrosas debido al hielo.
En Indonesia, Human Rights Watch (HRW) publicó un informe
recientemente en el que denunció que "miles de niños, algunos de apenas
ocho años, trabajan en condiciones peligrosas en plantaciones de
tabaco", cuyos productos podrían terminar en compañías europeas o de
Estados Unidos.
HRW entrevistó a 132 niños de entre 8 y 17 años, de los que algunos
afirmaron haber sufrido náuseas, vómitos, dolores de cabeza o mareas,
síntomas ocasionados por la nicotina que se desprende de las hojas de
tabaco o por los insecticidas.