PARÍS.- La marcha de Reino Unido sería
desastrosa para la influencia internacional de una Unión Europea ya
debilitada por una serie de crisis, según los analistas consultados. El divorcio entre la UE y Reino Unido, la única potencia
nuclear europea miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas junto a Francia, "podría tener un efecto desastroso para la
política exterior y de seguridad de la UE", estima Rosa Balfour,
analista del German Marshall Fund.
Y además en un período
complicado. Europa se ha visto golpeada por atentados yihadistas desde
inicios de 2015. Al mismo tiempo se enfrenta a la mayor crisis
migratoria desde 1945, debe gestionar su distanciamiento con Rusia y
casi ve a Grecia abandonar la zona euro en el verano de 2015.
En
este contexto, el 'brexit' representaría otro duro golpe porque, aunque
no se espera ningún "cambio brusco" en materia de política exterior
europea tras el referéndum británico del 23 de junio, la "pérdida en
términos de imagen" sería muy real, apunta Janis Emmanouilidis, director
del European Policy Center (EPC) en Bruselas.
Esta
marcha mostraría que "los europeos están centrados en sus numerosos
problemas como la crisis migratoria o financiera, que sólo se miran el
ombligo", afirma Emmanouilidis, para quien esta imagen de "debilidad"
podría explotarla la Rusia de Vladimir Putin o los dirigentes chinos,
ávidos de extender su influencia.
"Su imagen se deterioraría todavía más si la UE se encoge por primera vez en su historia", añade.
Bruselas
cuenta sólo desde 2010 con un servicio diplomático propio, al frente
del cual se encuentra actualmente la italiana Federica Mogherini.
Sus
diplomáticos supervisaron las negociaciones que desembocaron en un
acuerdo histórico con Irán sobre su programa nuclear, se impusieron como
mediadores entre Serbia y Kosovo, y forman parte del Cuarteto de
Oriente Medio.
La UE también ha desarrollado a lo largo de los
años sus misiones militares y civiles en el extranjero, en la República
Centroafricana, contra la piratería en Somalia y, más recientemente,
contra los traficantes de seres humanos frente a las costas de Libia.
"Grandes
potencias como Estados Unidos, China, India (...) verían a la UE
debilitada política y geopolíticamente en caso de un 'brexit'. No lo
entenderían. Ya ni entienden que pueda existir un debate sobre la
pertenencia de Reino Unido a la UE", apunta Vivien Pertusot,
especialista en Bruselas del Instituto Francés de Relaciones
Internacionales (IFRI).
La marcha de Reino Unido provocaría
también un reajuste estratégico de la política diplomática de la UE
hacia sus vecinos del este y del sur, en detrimento de Asia y a
contracorriente de Estados Unidos, asegura.
En Asuntos Exteriores,
los países miembros son los encargados de adoptar las decisiones y,
ante una eventual ausencia de Londres, sólo París tendría una "mirada
estratégica global" entre el resto de miembros de la UE.
Según el
investigador, Francia y Alemania no podrían compensar conjuntamente esta
debilidad, a causa de las "diferencias fundamentales" entre París y
Berlín sobre la cuestión de la implicación militar.
Londres
siempre se ha opuesto al auge de una política común en materia de
defensa y se ha mostrado además muy selectivo cuando se trataba de dotar
de tropas o equipamientos a las misiones europeas.
Su marcha no
permitiría, pese a todo, avanzar en este terreno, ya que otros países
europeos defienden preciosamente su soberanía, rechazando todo lo que
pudiera semejarse de cerca o de lejos a un "ejército europeo", señala
Balfour.
Para estos países, la OTAN, que cuenta con 22 miembros
que forman parte de la UE, sigue siendo la instancia privilegiada de
cooperación en materia de defensa.
En cambio, respecto a las
sanciones internacionales el verdadero ejército de la diplomacia
europea?, Reino Unido siempre ha desempeñado un papel unificador,
incluso un motor, asegura Stefani Weiss, de la fundación Bertelsmann.
Londres
defendió con fuerza las importantes sanciones económicas decretadas en
2014 contra Rusia por su papel en el conflicto italiano, cuando otras
capitales como Roma, Budapest o Atenas no escondían su falta de
entusiasmo en ellas.
"Existe el riesgo de que aquellos que no
apoyan las sanciones con tanto entusiasmo se vean reforzados sin Reino
Unido", advierte.