NUEVA YORK.- El presidente electo Donald Trump rompió décadas de cauta política
estadounidense este viernes al hablar con la presidenta de Taiwán, Tsai
Ing-wen, a riesgo de provocar una seria controversia con China.
El Ministerio de Exteriores del gigante asiático no ha
tardado en emitir una protesta formal tras la polémica conversación, un
acto que viola los principios básicos de décadas de relaciones bilaterales entre EE UU y China, que no admite conversaciones independientes con Taiwán, al considerarla de su propiedad.
"Hay que tener en cuenta que sólo hay una China y Taiwán es
una parte inalienable de China. El Gobierno de la República Popular
China es el único gobierno legítimo que representa a China, esto es un
hecho reconocido por la comunidad internacional", según el comunicado
del Ministerio, firmado por el portavoz Geng Shuang.
El Ministerio ha comunicado esta protesta a la "parte
pertinente" del Departamento de Estado norteamericano y recuerda que el
principio de la "China única" es la base política en las relaciones
entre China y Estados Unidos. Desde China se insta a las autoridades
estadounideneses a que defiendan esta política y manejen con cuidado la "cuestión taiwanesa" para evitar "perturbaciones innecesarias en las relaciones".
"Durante la conversación, ellos mencionaron los estrechos
lazos económicos, políticos y de seguridad" entre Taiwán y Estados
Unidos, indicó el equipo de transición de Trump en una minuta del
diálogo. "El presidente electo Trump también congratuló a la presidenta
Tsai por convertirse en presidenta de Taiwán este año", agregó.
No quedó inmediatamente claro qué parte inició la
conversación telefónica, una de las varias que Trump ha estado
realizando con líderes extranjeros desde su victoria electoral, ni si
ella marca un cambio en la política. Sin embargo, la Casa Blanca
reaccionó de inmediato, reafirmando la política estadounidense que reconoce a Pekín como único gobierno de "Una China".
"No hay cambio en nuestra política de larga data en los asuntos" de
China y Taiwán, dijo la portavoz de seguridad nacional Emily Horne.
"Nos mantenemos firmemente comprometidos con nuestra
política de 'Una China' basada en los Comunicados Conjuntos y en la Ley
de Relaciones con Taiwán. Nuestro interés fundamental está en relaciones
pacíficas y estables entre ambas orillas del estrecho" de Formosa o
Taiwán, que separa a China de la isla, añadió.
Trump había regresado el viernes a Nueva York para continuar
conformando su equipo de gobierno, después de que sus abogados
realizaran una serie de acciones para frenar el recuento de votos de las
elecciones en tres estados clave del "cinturón industrial".
Los abogados pretenden detener la revisión de los comicios
solicitada por la candidata presidencial del partido Verde, Jill Stein,
respaldada luego por la demócrata Hillary Clinton, en Wisconsin,
Michigan y Pensilvania. La zona manufacturera del "cinturón industrial"
(Rust Belt, en inglés) -que en el pasado reciente estuvo bajo control
demócrata- fue fundamental para la victoria de Trump en las elecciones
del 8 de noviembre.
Trump eligió a la ciudad de Cincinnati, en Ohio, uno de los
estados que componen esa región, para iniciar el jueves una gira de
"agradecimiento" por su elección, que lo llevará la semana próxima a
Carolina del Norte e Iowa.
El presidente electo aprovechó la gira para adelantar que
nominaría al general retirado James Mattis como nuevo secretario de
Defensa, pero mantiene a todos especulando sobre sus próximos pasos.
El exembajador de Estados Unidos ante la ONU, John Bolton,
al que fuentes señalan como uno de los aspirantes al cargo de secretario
de Estado, es uno de los que Trump recibirá en sus oficinas de
Manhattan.
La decisión de elegir a Mattis fue bien recibida por aliados
republicanos y opositores demócratas, aunque genera una situación
inusual en un país con tradición de control civil sobre los militares.
Mattis es un militar retirado del Cuerpo de Marines conocido por el
apodo de 'Mad Dog' (Perro Rabioso) a raíz de su feroz retórica desde que
condujo las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán.
Aunque por momentos parezca sorprendido por el poder y la
influencia que ahora tiene en sus manos, Trump claramente está
disfrutando del proceso de construir su equipo de gobierno.
El excandidato presidencial republicano Mitt Romney llegó a
decir durante la campaña que Trump era un "charlatán" y un "fraude",
aunque ahora aspira a conseguir el puesto de secretario de Estado. Tras
la segunda reunión mantenida entre ambos, Trump comentó en la red
Twitter que Romney fue "muy elegante" y que hubo "realmente buena
química" en el encuentro. Romney, un multimillonario con influencia en
el partido, disputa ese cargo con el legislador Bob Corker (presidente
de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado) y el exalcalde de
Nueva York Rudy Giuliani.
Mientras mantiene bajo la manga la carta que jugará para
escoger al responsable de la diplomacia, Trump ya mantuvo conversaciones
con diversos líderes extranjeros, contactos que generaron cierta
preocupación. En un mensaje en Twitter, Trump definió al primer ministro
de Pakistán, Nawaz Sharif, como "un tipo espléndido", un gesto poco
común para presidentes estadounidenses.
En noviembre, cuando sorprendentemente recibió en sus
oficinas de Nueva York la visita del primer ministro de Japón, Shinzo
Abe, Trump sorprendió a todos al invitar a su hija Ivanka a participar
del encuentro.
Este viernes, Trump anunció la formación de un Foro de
Estrategia y Política, un grupo consultivo formado por directores de las
mayores empresas del país y banqueros ligados a Wall Street. Este
consejo deberá reunirse por primera vez en la Casa Blanca a inicios de
febrero bajo la conducción de Stephen Schwarzman, director gerente del
fondo de inversiones Blackstone, que administra activos por valor de
361.000 millones de dólares.
A pesar de todo, las críticas a su estilo parecen no hacer mella en el presidente electo.