LONDRES/MOSCÚ.- La reina Isabel II de Inglaterra tampoco asistió este domingo a
la misa de Año Nuevo porque, según dice, sigue convaleciente de un "fuerte
resfriado", que ya le obligó a perderse la ceremonia de Navidad, anunció
el palacio de Buckingham. "La reina todavía no se siente preparada para
ir a la iglesia porque continúa recuperándose de un fuerte resfriado",
agregó el palacio en un comunicado.
La soberana, de 90 años, ya renunció a asistir a la misa del
día de Navidad por el mismo motivo. Permaneció en su residencia de
Sandringham, en el este de Inglaterra, donde la familia real celebra
tradicionalmente las fiestas navideñas. Pese al supuesto resfriado, Isabel II
sigue tratando los asuntos corrientes, precisó una fuente
cercana al palacio real.
Su esposo, el príncipe Felipe, de 95 años, que también
estuvo resfriado recientemente, sí que asistió a la misa, junto a dos de
sus hijos, el príncipe Eduardo y la princesa Ana. La pareja soberana ya
se había visto obligada a retrasar un día su viaje a Sandringham el
pasado 21 de diciembre. Isabel II cumple cada año con cientos de
compromisos y no suele cancelar desplazamientos por motivos de salud.
Sin embargo, el palacio anunció recientemente que la monarca
abandonará a partir de este año algunas de estas obligaciones al ceder
el patronato de 25 organizaciones y asociaciones benéficas (de un total
de 600) a otros miembros de la familia real. Isabel II atendió 393
compromisos oficiales en 2014 y 341 en 2015, según la prensa británica.
35 diplomáticos rusos abandonan Estados Unidos
Por otra parte, un avión con los 35 diplomáticos rusos expulsados de Estados
Unidos por la supuesta injerencia rusa en la elección presidencial
estadounidense despegó el domingo por la noche de Washington, informaron
agencias rusas. "El avión ha despegado, todo el mundo está a bordo",
dijo la embajada rusa en Washington, citada por la agencia estatal RIA
Novosti.
Familiares de los diplomáticos también viajaban en el avión fletado especialmente desde Rusia para un total de 96 pasajeros.
Las expulsiones forman parte del paquete de sanciones
ordenadas por el presidente Barack Obama el jueves en las semanas
finales de su administración. "Puedo confirmar que 35 diplomáticos rusos
declarados persona non grata han abandonado, junto con sus familiares,
Estados Unidos", indicó un portavoz del Departamento de Estado.
Los diplomáticos, descritos como agentes de inteligencia
basados en la embajada rusa de Washington y el consulado de San
Francisco, recibieron el jueves una notificación según la cual tenían 72
horas para abandonar el país.
Concretamente, la administración
estadounidense acusa a Rusia de piratear y difundir correos electrónicos
del partido demócrata y del equipo de su candidata presidencial,
Hillary Clinton.
El Kremlin rechaza "categóricamente" estas "acusaciones
infundadas" y acusa a Washington de querer "destruir definitivamente"
sus relaciones con Moscú. Putin sorprendió el viernes al asegurar que no
responderá con la misma medida, una decisión aplaudida por Donald
Trump.
El presidente electo estadounidense ha expresado en varias
ocasiones sus dudas sobre el descubrimiento de los servicios de
inteligencia, y afirma saber "cosas que el resto desconoce" sobre la
situación. El billonario busca acercar posturas con Moscú.
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