PARÍS.- Alrededor de una quinta
parte del gasto en sanidad no se utiliza de forma adecuada, algo que
acentúa la presión sobre las arcas públicas que van a tener que afrontar
los efectos del envejecimiento de la población, según un informe de la
OCDE sobre la lucha contra el despilfarro publicado hoy.
En torno al 10 % de las
hospitalizaciones dan lugar a "hechos indeseables" como consecuencia del
tratamiento, y eso incrementa los costos de los centros entre un 13 y
un 16 %, señaló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE).
De acuerdo con algunos estudios, del 28 al 72 % de todos ellos, según los países, podrían evitarse.
En los países miembros de la
organización, entre el 12 y el 56 % de los ingresos hospitalarios de
urgencia son por patologías que podrían tratarse tan bien o incluso
mejor en la atención primaria, por menos dinero.
Los autores del estudio dan una larga
lista de prestaciones "inútiles o inadaptadas" para los pacientes,
empezando por intervenciones quirúrgicas superfluas o por exámenes
médicos innecesarios.
Lo ilustran con el hecho de que entre
los 35 Estados de la OCDE, las disparidades injustificadas desde el
punto de vista terapéutico en el recurso a algunas operaciones son muy
significativas: hasta tres veces más en algunos de ellos en las cirugías
cardíacas y hasta cinco veces más en las de la rodilla.
Algo similar ocurre con las recetas de
medicamentos, teniendo en cuenta que la mitad de las prescripciones de
antimicrobianos no tienen razón de ser.
La brecha también es abismal en lo que
se refiere al recurso de los genéricos, ya que en la cobertura de base
pueden representar entre el 10 % y el 80 %, según el país.
En cuanto a los gastos administrativos
de los servicios sanitarios se pueden multiplicar hasta por siete
dependiendo de la organización del sistema de financiación.
La OCDE admitió que una mayor
complejidad puede tener efectos beneficiosos e implicar obligaciones de
información sobre los resultados, pero también que las duplicidades
entre organismos o las obligaciones de información que no se traducen en
un seguimiento efectivo "suponen un despilfarro".
Las pérdidas atribuidas a los fraudes y a
los errores, por su parte, representan de media un 6 % de los pagos en
los servicios sanitarios.
Una de las conclusiones de los
responsables del estudio es que estas derivas significan que "existen
oportunidades en el sistema sanitario para liberar recursos y mejorar la
calidad de la atención".
El gasto sanitario representa un 8,9 %
del producto interior bruto (PIB) en el conocido como el "Club de los
países desarrollados", y su peso tiene tendencia a incrementarse a la
vista del envejecimiento demográfico: la población de 80 años o más se
va a duplicar, como mínimo, en el horizonte de 2050.
La OCDE divulgó este trabajo en vísperas
de la reunión de ministros de Sanidad organizado en París el martes
próximo, y precedido la víspera por un foro sobre el futuro de la
sanidad.
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