sábado, 14 de enero de 2017

El debate de Davos / Primo González *

La desigualdad económica, la polarización social y los riesgos ligados al medio ambiente son los tres principales problemas que han detectado los expertos consultados por el Foro Económico Mundial de Davos en un informe que acaba de ser presentado en vísperas de la celebración del famoso encuentro anual, que cumple 47 años de vida. 

La localidad montañosa de Davos, en Suiza, famosa por haber sido el escenario de la espléndida novela de Thomas Mann, La Montaña Mágica, celebra esta vez su reunión anual casi coincidiendo con el relevo en la Casa Blanca y la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, aunque la estrella de esta edición será el primer ministro de China, encargado de pronunciar el discurso inicial. Puede ser todo un síntoma de los nuevos tiempos, con nuevos protagonistas planetarios. China acudirá a Davos con la mayor delegación del centenar de países asistentes.

El diagnóstico que acaban de realizar los autores del informe y de la encuesta publicados este jueves por los organizadores del Foro Económico no es precisamente optimista sobre el futuro del mundo, en particular sobre la economía mundial, que se ve amenazada tres situaciones que se han ido gestando a lo largo de los últimos años al calor de la globalización creciente de la economía.

Uno de los diagnósticos que ha formulado el fundador del Foro, Klaus Schwab, señala que el proceso de cambio se ha acelerado vertiginosamente en el mundo, provocando un estado de ansiedad y de incertidumbre que domina a muchas personas, generando estados de inseguridad. La base de los movimientos populistas quizás resida en buena medida en esta velocidad sin precedentes en la que está viviendo la sociedad actual, en donde el cambio tecnológico se ha convertido en una gran oportunidad para hacer cosas nuevas, mejores y más rápidas, pero también para generar mayores diferencias entre las personas y entre los grupos sociales.

La revolución tecnológica requiere un proceso de asimilación más equilibrado y con una velocidad más asequible para el conjunto de la sociedad, algo bastante difícil de gestionar, entre otras cosas porque no parece existir una conciencia muy clara de este problema entre los Gobiernos y entre los líderes mundiales. Y porque los motivos de estas diferencias generadas por la tecnología están en la base de los sistemas educativos, entre los cuales existen diferencias a veces abismales.

Este año que acaba de iniciarse va a ofrecer además un abanico potencialmente muy amplio de soluciones políticas a los problemas del momento, desde las manifestaciones proteccionistas del nuevo presidente de Estados Unidos, que tendrá que desplegar sus estrategias de Gobierno en los próximos meses ante la expectación universal, hasta el avance de los partidos populistas en algunos países europeos y la proliferación de los focos anti sistema, con posibilidades reales de acceso al poder, o al menos el aumento de las cuotas de poder político, por parte de algunos partidos políticos de extrema derecha en Francia y en Alemania, dos países que viven vísperas electorales (en el caso de Alemania, en octubre de este año, Francia esta primavera), aunque la lista podría ser bastante más amplia.

Todo ello ofrece un panorama bastante incierto para el año 2017, susceptible de aflorar de forma poco controlada y con alto potencial de afectar al desarrollo de la vida económica y, por supuesto, de los mercados.


(*) Periodista y economista español


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