TOKIO.- Gracias al efecto sobre los mercados
de la victoria de Donald Trump en las presidenciales de EEUU, la Bolsa
de Tokio cerró con un ligero avance un turbulento 2016 que tuvo en el
"brexit" su momento de mayor incertidumbre para el selectivo Nikkei.
El principal indicador del mercado nipón ganó en el acumulado del año
apenas un 0,42 %, aunque esta pequeña subida le permitió escalar hasta
los 19.114,37 puntos, un nivel que no alcanzaba el Nikkei desde el año
1996.
El segundo indicador, el Topix, que agrupa a los valores
de la primera sección, finalizó el año en 1.518,61 unidades, lo que de
hecho le supone un retroceso del 1,8 por ciento.
El
Nikkei arrastraba una trayectoria descendente desde finales de 2015 por
las dudas sobre la salud de la economía y los mercados de finanzas de
China y la caída del crudo, y abrió el año ligeramente por encima de los
18.800 puntos.
La tendencia, que ya había atemperado
mucho la crecida del selectivo, persistió en el arranque del año y
siguió echando por el sumidero los avances cosechados a lo largo de la
primera mitad de 2015, cuando el indicador alcanzó su máximo en 15 años
superando las 20.000 unidades.
Además, la aplicación
de una tasa de interés negativa para depósitos bancarios por parte del
Banco de Japón a partir de febrero tumbó al sector financiero
prácticamente para el resto del año.
La plaza nipona
fue una vez más a rebufo de lo que acaeció en Wall Street, muy
preocupado en el arranque de año por el abaratamiento del petróleo, y
resultó perjudicada por la subida del yen frente al dólar, una tendencia
que lastima a los grandes valores exportadores del parqué y que tocó
fondo en verano.
Fue en el arranque de la época estival cuando la moneda nipona y el índice Nikkei sufrieron el mayor choque del año.
Concretamente el 24 de junio, fecha en la que se conoció que los
británicos habían elegido en las urnas un día antes abandonar la Unión
Europea (UE).
La noticia, cuya onda expansiva tumbó a
las principales plazas del planeta, hizo que el billete verde cayera
por debajo de los 100 yenes por primera vez desde 2013 debido a la
elevada demanda en el mercado de divisas de la moneda nipona,
considerada valor refugio.
Cuando las turbulencias
que generó el "brexit" empezaron a calmarse, el Nikkei se estabilizó en
otoño en torno a una horquilla entre las 16.000 y las 17.000 unidades al
compás de una tímida caída del yen.
Entonces llegó la segunda sorpresa del año, el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre.
Pese a las dudas iniciales ante la victoria de un candidato que los
mercados temían y consideraban impredecible, su tono, más conciliador de
lo esperado, y la perspectiva de que apostará por la desregulación del
sector financiero en Estados Unidos han desatado cierta euforia y aupado
al dólar.
Así, el Nikkei ha podido remontar y cerrar
el año ligeramente al alza, con el yen casi al mismo nivel con el
billete verde que en el inicio de 2016 (117 yenes por dólar, frente a
los 120 del pasado enero).
Para 2017, la mayoría de
analistas considera que el llamado "Trumponomics" será el principal
condicionante para el mercado tokiota.
En ese
sentido, muchos prevén un ligero desinfle del Nikkei después de que
Trump acceda al cargo el 20 de enero y un repunte para la segunda mitad
del año si sus políticas económicas comienzan a arrojar los buenos
resultados que parecen prometer.
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