martes, 3 de enero de 2017

Los republicanos rectifican tras las críticas de Donald Trump

WASHINGTON.- El nuevo Congreso de EEUU inauguró este martes su nuevo periodo de sesiones con el primer choque entre el presidente electo, Donald Trump, y sus correligionarios del Partido Republicano por una propuesta de algunos legisladores para debilitar una entidad de ética independiente.Encabezados por el legislador de Virginia Bob Goodlatte, un grupo de republicanos inició anoche una pequeña rebelión en una reunión a puerta cerrada en la que votaron a favor de una iniciativa para restar poder a la Oficina de Ética del Congreso (OCE), que investiga a los congresistas y a su personal.

La iniciativa, retirada finalmente, buscaba acabar con la "excesiva intrusión" de la OCE y colocar a la entidad, ahora independiente, bajo la jurisdicción del comité de Ética de la Cámara baja, acusado en el pasado de ignorar acusaciones creíbles contra congresistas.

Desde su creación en 2008, tras varios escándalos de corrupción, la OCE ha contado con su propio equipo de investigadores que pueden examinar denuncias anónimas y hacer públicas sus investigaciones directamente, unos puntos ideados para preservar la independencia del órgano y que querían cambiar algunos republicanos.

Sin embargo, la iniciativa chocó de frente con el liderazgo del Partido Republicano en la Cámara baja, que en una reunión de urgencia consiguió sofocar la rebelión y hacer que la polémica propuesta fuese retirada de un paquete de medidas que está previsto que se vote hoy en el primer día del nuevo Congreso.

El líder de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, mostró a primera hora de hoy su rechazo a la iniciativa y aseguró que la oficina de ética iba a seguir siendo independiente.

"Quiero dejar muy claro que la Cámara baja exigirá a sus miembros cumplir con los más altos estándares éticos y que la Oficina de Ética del Congreso continuará operando independientemente para asegurar la rendición de cuentas del Congreso", declaró Ryan, que hoy mismo fue reelegido como presidente de la Cámara baja.

La decisión de los republicanos para enterrar la medida se produjo apenas dos horas después de que Trump cuestionara la maniobra de sus compañeros de partido en la red social Twitter.

Trump, que será investido como presidente el 20 de enero, criticó que los legisladores de su partido, "con todo en lo que el Congreso tiene que trabajar", establezcan como prioridad "debilitar" la OCE, a pesar de "lo injusta que pueda ser".

"¡Céntrense en la reforma tributaria, la asistencia sanitaria y tantas otras cosas de una importancia mucho mayor!", urgió Trump a los republicanos del Congreso.  

En sus tuits, Trump no criticó como tal la maniobra de los republicanos para "debilitar" la OCE, al reconocer que es posible que sea una entidad "injusta", como consideran algunos legisladores conservadores, sino el hecho de que estén dando prioridad a ese asunto en el Congreso frente a otros, a su juicio mucho más urgentes.

La polémica en el seno del Parido Republicano irrumpió en lo que debería haber sido un día de celebración para los conservadores, que hoy tomaron posesión de sus escaños en el Congreso después de haber conseguido mantener su mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes en las elecciones de noviembre.

El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, que ejerce como presidente del Senado, se encargó de tomar el juramento a los 34 nuevos senadores que asumieron hoy su cargo.

Mientras tanto, Ryan se encargó de presidir la toma de posesión de los legisladores de la Cámara de Representantes, donde los republicanos ostentan una amplia mayoría con 241 de los 435 escaños.

Entre los nuevos miembros del Congreso destacan Catherine Cortez Masto, de Nevada, la primera senadora latina, y Adriano Espaillat, de Nueva York, el primer dominicano en la Cámara baja, donde también asumió hoy su escaño Darren Soto, el primer legislador de origen puertorriqueño en representar el estado de Florida.

En total, 38 hispanos tomaron posesión hoy de su cargo, según la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados, una de las organizaciones hispanas más importantes de EEUU.

El nuevo Congreso ha prometido dar marcha atrás en la mayor parte de las políticas impulsadas por el presidente saliente, Barack Obama, y ha anunciado que empezará con la reforma sanitaria, conocida como Obamacare y que Trump ha prometido derogar en los primeros cien días de su presidencia.

Hoy mismo, los republicanos del Senado presentaron una iniciativa legislativa para acabar con la reforma sanitaria y que debe ser votada en los comités del Congreso antes del 27 de enero.

Con la Casa Blanca y el Congreso en su poder, el Partido Republicano tiene la oportunidad de impulsar en los próximos años todas sus prioridades legislativas, un poder casi absoluto que podría verse debilitado si persisten los choques entre el impulsivo Donald Trump y sus compañeros del Legislativo.
 


 Trump se enfrenta con el Partido Republicano tres semanas antes de asumir la presidencia de EEUU 

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha criticado la decisión de los congresistas del Partido Republicano de reducir los poderes de la Oficina de Ética, un órgano teóricamente independiente que tiene entre sus cometidos vigilar el comportamiento de los legisladores.

Se trata de un instrumento de lucha contra la corrupción que fue creado en 2008 por la demócrata Nancy Pelosi. La reforma pretendía limitar sus atribuciones pero los republicanos han decidido finalmente retirarla después de que Trump cuestionara en Twitter la iniciativa.

El lunes, durante una sesión a puerta cerrada, los congresistas republicanos dieron ‘luz verde’ a unos cambios que, en la práctica, implicaban dejar la Oficina de Ética en manos de las personas a las que teóricamente debe vigilar. La oficina ha venido funcionando con un equipo propio de investigadores que, a partir de denuncias ciudadanas o informaciones de prensa, podían buscar documentos y realizar entrevistas confidenciales. La propia oficina podía hacer públicos los resultados.

Con la reforma se pretendía que la Oficina ya no fuera “de Ética” sino “de Revisión de Quejas” y que no pudiera recibir denuncias anónimas ni realizar declaraciones públicas sobre las investigaciones en curso contra congresistas. Concretamente, la enmienda adoptada por los republicanos en la reunión del lunes a propuesta del legislador Bob Goodlatte colocaba a la OCE bajo la jurisdicción del comité de Ética de la Cámara baja. De ese modo, se buscaba otorgar el papel de vigilancia ética e investigación a los propios legisladores, a través de ese comité de Ética de la Cámara baja, acusado en el pasado de ignorar acusaciones creíbles contra congresistas.

Trump ha criticado en Twitter que la revisión de este órgano haya sido “la actuación y prioridad número uno” de un Congreso que tiene trabajo por hacer. “Centraos en la reforma fiscal, la atención sanitaria y en muchas otras cosas con bastante más importancia”, ha exhortado el magnate, que tomará posesión del cargo el 20 de enero.

El magnate finaliza su último tuit sobre el tema con las siglas “DTS”, abreviatura de “Drain the Swamp” (“Drenar el pantano”), su eslogan de campaña contra la corrupción en referencia al mundo de la política en Washington.

De sus tuits, se deduce que Trump no censura como tal la maniobra de los republicanos para “debilitar” la OCE, al reconocer que es posible que sea una entidad “injusta” como consideran algunos legisladores conservadores, sino el hecho de que estén dando prioridad a ese asunto en el Congreso frente a otros, a su juicio mucho más urgentes.

Lo cierto es que la votación se produjo en medio del más absoluto secretismo. Se celebró a puerta cerrada y sin previo aviso, durante una reunión en la que los principales líderes republicanos de la Cámara baja, Paul Ryan y Kevin McCarthy, se opusieron a la medida, que tenía que ser sometida este martes a votación en el pleno. Hoy se inaugura precisamente un nuevo periodo de sesiones del Congreso de EEUU, donde los republicanos mantienen su mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado tras las elecciones legislativas del pasado noviembre. En un comunicado, Pelosi ha denunciado que la votación a favor de debilitar el poder de la OCE indica que “la ética es la primera víctima del nuevo Congreso republicano”.

Finalmente, los republicanos han convocado una reunión de emergencia y han retirado su plan, presumiblemente no por las críticas de Pelosi sino por las de Trump. Ryan y McCarthy han conseguido imponer su voluntad y que la medida no sea debatida este martes en el Congreso, una acción que sofoca la pequeña rebelión iniciada el lunes.

Trump y su vicepresidente, Mike Pence, serán investidos el 20 de enero en la capital estadounidense en una ceremonia solemne en el Capitolio, sede del Congreso, donde jurarán el cargo ante millones de estadounidenses y que después contará con un desfile y la actuación de artistas. Sin embargo, hasta ahora, el magnate no ha conseguido que ningún cantante de renombre acepte participar en su toma de posesión, a la que han rechazado acudir grandes nombres de la música como Andrea Bocelli, Elton John y Céline Dion.

Por el momento, la lista de solistas de Trump incluye a Jackie Evancho, una adolescente que se hizo famosa de niña tras quedar segunda en el concurso televisivo “America’s Got Talent”. También se ha confirmado la participación de la popular compañía de baile The Rockettes y del famoso coro mormón Mormon Tabernacle Choir. La toma de posesión en 2013 de los actuales presidente y vicepresidente, Barack Obama y Joe Biden, respectivamente, contó con los artistas Beyonce, Kelly Clarkson y James Taylor, entre otros.

Sí contará Trump para su desfile con cuarenta organizaciones, entre las que se encuentran bandas de institutos y de la universidad, cuerpos militares ecuestres, grupos de primeros auxilios y asociaciones de veteranos. En total, se calcula que participarán unas 8.000 personas, según ha informado el Comité de la Investidura Presidencial, organizador de los actos.

Por cierto que nueve días antes, el miércoles 11 de enero, Trump dará su esperada rueda de prensa, la primera desde que fue elegido presidente. Será casi un mes después de la fecha que fijó inicialmente para aclarar los potenciales conflictos de interés por su vasto imperio empresarial. Después, se anuló la convocatoria prevista para el 15 de diciembre y ahora una de sus asesoras, Kellyanne Conway, ha asegurado a CNN que el presidente electo hablará la próxima semana. “Ha sido reprogramada para el 11 de enero y si los abogados y los asesores legales creen que estamos listos, nos ceñiremos a esta fecha. Depende de ellos”, ha afirmado Conway, que tampoco ha querido dar ese día como definitivo.

Desde su victoria en las elecciones del 8 de noviembre, Trump se ha caracterizado por una comunicación basada principalmente en ‘tuits’. El magnate no ha realizado todavía el habitual encuentro con la prensa y ha limitado sus escasas declaraciones públicas a entrevistas a medios concretos. La última vez que Trump organizó una rueda de prensa fue el 27 de julio. La fecha elegida para su regreso le daría oportunidad de responder al discurso de despedida que ha organizado el mandatario saliente, Barack Obama, previsto para el 10 de enero.

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