MOSCÚ.- El presidente de Rusia, Vladímir
Putin, volverá a ignorar el Foro Económico Mundial de Davos que arranca
mañana en Suiza y al que el líder ruso sólo ha acudido una vez, en 2009,
en calidad de primer ministro.
Tampoco el actual
jefe del Gobierno ruso, Dmitri Medvédev, viajará los Alpes suizos para
representar a su país en una cita que reúne a la élite empresarial y
líderes mundiales de primer nivel.
Por ahora tan sólo la viceprimera ministra Olga Golodets
ha confirmado su asistencia a Davos, aunque fuentes gubernamentales
también han apuntado a que el viceprimer ministro primero, Ígor
Shuválov, encabezará la delegación rusa como ya hizo hace dos años, en
pleno conflicto armado en el este de Ucrania.
Las
empresas rusas sí conceden la debida importancia al Foro y muchos
empresarios de este país viajarán a Davos para reunirse con sus colegas y
tratar de atraer a Rusia inversiones extranjeras, necesarias como nunca
para estimular la economía nacional y afrontar los retos de futuro.
Tras casi tres años de recesión, en los que los rusos han visto cómo el
rublo ha perdido la mitad de su valor en divisas y cómo ha caído
bruscamente su nivel de vida, el país se asoma por fin a una lenta
recuperación económica que se ha abierto camino pese a las sanciones de
Occidente.
El nuevo ministro de Economía ruso, Maxim
Oréshkin, espera que se logre un crecimiento superior al 1 por ciento
este año, por encima del actual pronóstico hecho por su propia cartera,
que sitúa este dato en 0,6 por ciento.
El recién
terminado 2016 dejó una contracción del 0,5 por ciento, según los
últimos datos oficiales, que se suma a un decrecimiento del 3,7 por
ciento registrado el año anterior en lo que está siendo la recesión más
larga y profunda desde la década de los noventa del siglo pasado.
Entre los principales debates de esta edición de Davos figura la
inminente Cuarta Revolución Industrial, además de la consolidación del
crecimiento mundial y la reforma del capitalismo de mercado.
La rápida transformación del mundo y la inexorable robotización de la
producción preocupan y mucho en Rusia, que teme quedarse para siempre
entre los últimos de la fila en el desarrollo tecnológico.
Países como Estados Unidos o Corea del Sur avanzan a pasos agigantados
en ese ámbito y en unos años pueden situarse en posiciones de liderazgo
inalcanzables para el resto, mientras que Rusia se arriesga a quedarse
para siempre rezagada.
Vencer ese retraso tecnológico
y evitar que se convierta en un factor permanente e insuperable es el
mayor reto al que se enfrenta la economía rusa, alertó hace poco Alexéi
Kudrin, uno de los economistas rusos más respetados.
El descenso del nivel de vida, la contracción del potencial económico
del país, e incluso la amenaza a la soberanía y a la capacidad
defensiva, son algunas de las consecuencias, también permanentes, que
podrían derivarse del rezago tecnológico.
El que
fuera ministro de Finanzas entre 2001 y 2011 -"los años de gloria" para
la economía rusa, que salvo algunos paréntesis registraba por entonces
crecimientos anuales superiores al 5 por ciento- también advirtió de que
Rusia necesita crecer por encima del 4 por ciento anual para avanzar
hacia posiciones de liderazgo.
El presidente chino,
Xi Jinping; la directora del FMI, Christine Lagarde; el todavía
secretario de Estado de EEUU, John Kerry, o el magnate chino Wang
Jianlin son algunas de las destacadas personalidades que acudirán al
Foro.
Del mundo de los negocios, destacan el
gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney; el consejero delegado
de Bank of America, Brian Moynihan; el presidente del banco suizo UBS,
Axel Weber; o el de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein.
En total, cerca de 3.000 personalidades públicas, con responsabilidades
en la administración y en la economía, participarán en la cita de Davos.
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