WASHINGTON.- El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha querido hacer
las paces con los servicios de inteligencia con su visita a la CIA y, a
la vez, declaró la guerra a la prensa, ignorando las masivas protestas en su contra, especialmente la celebrada en Washington,
en su primer día completo en el cargo.
Más de medio millón de personas
tomaron Washington, la capital de Estados Unidos, para defender derechos
que ven amenazados por Trump en la llamada Marcha de las Mujeres, que
se repitió en más de 670 ciudades del país y otras 70 internacionales,
reuniendo en total a millones de ciudadanos.
Ni Trump ni su equipo hicieron ninguna mención a esas marchas y el
presidente, tras asistir a primera hora del día con su familia a un
servicio religioso en la Catedral Nacional de Washington que puso fin a
los actos oficiales de su investidura, se desplazó a Langley (Virginia)
para visitar las instalaciones de la CIA.
La relación de Trump con los servicios de espionaje del país ha sido bastante tensa en las últimas semanas,
sobre todo por las reticencias del mandatario a dar por buena la
conclusión, compartida por agencias como la CIA y el FBI, de que Rusia
orquestó una estrategia de ciberataques para ayudarle a ganar las
elecciones presidenciales.
Rusia ha negado su implicación en esos ciberataques y Trump se mostró escéptico al respecto hasta el pasado 11 de enero,
cuando reconoció por primera vez que Moscú estuvo detrás de ellos.
Trump llegó a la CIA con un mensaje muy claro para toda la comunidad de
inteligencia: “De verdad les apoyo”, les dijo. “No hay nadie que tenga
una mejor consideración de la comunidad de inteligencia que Donald
Trump”, subrayó el mandatario entre aplausos.
“Les quiero. Les respeto”, comentó también Trump,
quien enfatizó, por otro lado, que es necesario “deshacerse” del Estado
Islámico (EI) y que el “terrorismo radical islámico” debe ser
“erradicado”.
Poco antes, su vicepresidente, Mike Pence, aseguró no haber conocido a
nadie “más entregado” a garantizar la seguridad del país que Trump y
agregó que el nuevo Gobierno que asumió este viernes “reconoce y aprecia
los sacrificios” de la comunidad de inteligencia.
Durante su comparecencia desde la CIA, Trump también dejó claro que la “guerra” con la prensa que mantuvo durante su campaña electoral va a continuar y acusó a los medios de mentir sobre las cifras de asistencia a su investidura presidencial este viernes.
Trump dijo que los periodistas están “entre los seres humanos más
deshonestos de la tierra”, al explicar que la multitud asistente a los
actos de su investidura “parecía” englobar a entre un millón y 1,5
millones de personas, y que los medios mostraron imágenes y fotos de “un
terreno donde prácticamente no había nadie”. “Amo la honestidad, me gusta la cobertura (de prensa) honesta”, declaró el mandatario.
A falta de datos oficiales, las fotografías aéreas dejan
claro que las cifras de asistencia a la investidura de Trump han quedado
lejos de los históricos 1,8 millones que acudieron a la primera toma de
posesión del ya expresidente Barack Obama en 2009.
Las autoridades de Washington habían estimado en los días previos que
unas 800.000 personas asistirían a la toma de posesión de Trump, tanto
para celebrar su llegada a la Casa Blanca como para manifestarse en su
contra.
Poco después de las declaraciones de Trump, el nuevo portavoz de la
Casa Blanca, Sean Spicer, denunció en su primera comparecencia,
visiblemente molesto, los intentos “vergonzosos e incorrectos” de algunos medios por “minimizar el enorme apoyo” que se vio en los actos de investidura.
Spicer llegó a afirmar que nunca antes hubo tanta cantidad de público
para una investidura, “tanto en persona como alrededor del mundo”,
aunque él mismo admitió que “nadie tiene cifras” oficiales porque el
Servicio de Parques Nacionales no facilita esos datos.
El Gobierno de Trump va hacer que la prensa “rinda cuentas”, ya que
“el pueblo estadounidense merece algo mejor”, subrayó Spicer en un tono
desafiante desde el podio de la sala de prensa de la Casa Blanca y sin
aceptar preguntas.
Por otro lado, Spicer anunció que Trump recibirá en la Casa Blanca a la primera ministra británica, Theresa May, el próximo viernes y al mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, el 31 de enero.
Así, la visita de May será la primera de un líder extranjero a la Casa Blanca de Trump.
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