PANAMÁ.- La
salida de EE.UU. del Acuerdo de París plantea a América Latina el reto
de impulsar sus programas contra el cambio climático mediante alianzas
público-privadas y con políticas gubernamentales más fuertes, aseguró un representante de ONU-REDD en América Latina, Gabriel Labbate.
Latinoamérica
"siempre supo que iba asumir ese reto", dijo Labbate, que participa hoy
en un taller regional en la capital panameña sobre planes para
financiación, conservación y uso sostenible de bosques.
Explicó
que con la salida de EE.UU del Acuerdo de París contra el cambio
climático, la financiación del programa de Naciones Unidas para la
Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques
(ONU-REDD) se verá afectada por la reducción de los fondos de EE.UU.
para el Desarrollo Internacional.
"Se
va a sentir la salida de los Estados Unidos del Acuerdo de París, es
una gran perdida; pero será una oportunidad para que el resto de los
países tomen el liderazgo sin su participación", manifestó.
Labbate
contó que durante la administración de Barack Obama (2009-2017) Estados
Unidos hizo una contribución importante al Fondo Verde del Clima, un
brazo que apoya económicamente la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) que financia proyectos para la
economía verde en diversos países en vías de desarrollo.
Ahora,
con la salida del Acuerdo de París, el presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, dejó claro que Washington dejará de contribuir al Fondo
Verde para el Clima.
América
Latina pierde cada año 2,18 millones de hectáreas de bosques por
diversos factores como deforestación, agricultura y desarrollo urbano. A
nivel mundial, desde 1990 se estima que han desaparecido 129 millones
de hectáreas.
Para
poder gestionar los bosques de forma sostenibles en todo el mundo, se
requieren entre 70.000 millones y 160.000 millones de dólares anuales.
La mayoría de la inversión procede de gobiernos donantes y agencias
multilaterales.
Entre
2008 y 2016, los fondos aprobados para REDD en 21 países de América
Latina y el Caribe fue de unos 1.053 millones de dólares. Brasil
concentró un 69 % de todo el monto para la región, seguido de México,
Guyana, Colombia y Perú, según Climate Funds Update.
"Las
contribuciones de donantes son importantes, pero en vista del desafío
que hay delante", tras la salida de EE.UU. del Acuerdo de París no basta
que los fondos procedan esas fuentes para "realizar esa transformación"
hacia la economía verde en América Latina, puntualizó el oficial de
REDD.
Explicó
que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
apuesta al sector privado, que ahora busca involucrase en el desarrollo
verde.
"La
transformación hacia esa economía verde va a ocurrir si los gobiernos
de la región atraen al sector privado a esa dirección, (...), es poder
reacomodar las reglas del juego, fijar incentivos, y redireccionar el
desarrollo sectorial hacia esos lugares que queremos", aseveró el
portavoz.
ONU-REDD
estima que 1.600 millones de personas en todo el mundo dependen de los
bosques para su subsistencia. La deforestación y degradación forestal
suponen alrededor de 17 % de todas las emisiones de carbono, más que
todo el sector del transporte y sólo por detrás del energético.
Las
instituciones multilaterales y fondos con mayor financiación para
bosques en la región son el Programa de Inversión Forestal, el Fondo
Amazonía, el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques, ONU REDD,
el Fondo de Biocarbono, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el
Fondo Verde para el Clima.
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