HAMBURGO.- El
compromiso bajo mínimos logrado este sábado en el G20 salva las
apariencias, pero deja sin resolver el debate entre libre comercio y
proteccionismo y no evitará nuevas guerras comerciales, aseguran los
analistas.
"Vamos
a continuar (...) luchando contra el proteccionismo, incluyendo todas
las prácticas comerciales desleales, y reconoceremos el papel de los
instrumentos de legítima defensa en este punto", reza un pasaje de la
declaración final.
Esta
declaración, muy vaga, es "típica de los compromisos del G20" y logra
salvar las apariencias y un semblante de unidad, en este caso entre el
proteccionismo que defiende Estados Unidos y el libre comercio del resto
de sus socios, indica Claudia Schmucker, del instituto de investigación
alemán DGAP.
El
texto tiene dos elementos contradictorios. Por una lado la condena al
"proteccionismo", una constante desde la creación en 2008 del G20 (19
países + la Unión Europea), un foro que reúne a economías
industrializadas y emergentes.
Al
mismo tiempo, el comunicado final cita posibles medidas de "protección"
comercial, una concesión evidente a las posiciones proteccionistas del
presidente estadounidense Donald Trump.
"Es
una mascarada (...) que indica que sigue el desacuerdo", dice
Thomas Bernes, un exnegociador comercial internacional, ahora analista
en el centro canadiense de investigación Cigi.
La noción de "instrumentos legítimos de defensa" contra prácticas "desleales" es "deliberadamente evasiva", indica el experto.
Desde
su campaña electoral, Trump no ha cesado de afirmar que hará todo lo
posible para defender la industria estadounidense y no sólo con medidas
antidumping, que son toleradas en las relaciones comerciales
internacionales.
En
los primeros meses de su presidencia, Trump se limitó a criticar a
China y el excedente comercial excesivo alemán, sin que nadie supiera si
iba a tomar medidas concretas.
La
respuesta llegó a principios de este año, con el aumento de tasas sobre
la madera canadiense y la apertura de dos investigaciones para
determinar si las importaciones de aluminio y de algunos tipos de acero
amenazan "la seguridad nacional" estadounidense.
Este
argumento legal, que no se ha usado casi nunca y data de la Segunda
Guerra Mundial, permite aumentar los aranceles o decretar cuotas
especiales. En el caso del acero, se espera una decisión el próximo 13
de julio.
Pero
a pesar del peso de China, que produce la mitad del acero mundial y es
objeto de medidas antidumping europeas, Trump no sólo tiene en mente a
Pekín.
"Estados
Unidos ya limitó enomemente sus importaciones de acero chino, por lo
que Europa está en primera línea" de las sanciones, asegura Sébastien
Jean, director del Centro de estudios y prospectiva (CEPII).
Por
esto, antes de la cumbre, el presidente de la Comisión Europea,
Jean-Claude Juncker, prometió que la Unión Europea (UE) "sabría
reaccionar" en "pocos días" en caso de aranceles sobre su acero.
A
los europeos les irrita verse en el mismo saco que "las prácticas de
competencia desleal que no llevamos a cabo", dijo la presidencia
francesa, en una alusión a las subvenciones de Pekín a su industria.
Según
el periódico Financial Times, la UE ha elaborado una lista de productos
estadounidenses susceptibles de sanciones, como el bourbon (whisky) de
Kentucky, un feudo electoral del líder republicano en el senado.
"Los
europeos están obligados a responder y preparar medidas pensadas
políticamente para dar a entender a Trump que esta cuestión será un
boomerang", indica Sébastien Jean.
El G20 lanza un plan para
luchar contra la pobreza en África
El G20, que este sábado terminó su cumbre anual en Hamburgo, lanzó un plan para luchar contra la pobreza en África, criticado por varias oenegés por ser poco ambicioso.
La
iniciativa, liderada por la canciller alemana Angela Merkel, permitirá a
siete países africanos beneficiarse de apoyos para atraer nuevos
inversiones privadas.
El
objetivo es frenar las migraciones masivas hacia occidente
desarrollando la economía del continente, en el que más de la mitad de
la población tiene menos de 25 años.
Los
países que participan son Ghana, Costa de Marfil, Túnez, Etiopía,
Marruecos, Ruanda y Senegal, en distintos grados, aunque algunos de los
países africanos más pobres, como Níger o Somalia, no están en la lista.
"Estamos
listos a ayudar a los países africanos interesados y a pedir a otros
socios que se unan a la iniciativa", dijo el G20 (19 países más la Unión
Europea) en el comunicado final de la cumbre.
El
plan, que se une a otros programas para ayudar a las niñas, a los
jóvenes en zonas rurales y a la promoción de la energía renovable,
permitirá "tratar el problema de la pobreza y la desigualdad" como
causas de la migración".
Sin embargo, según la oenegé ONE, el programa promete mucho, pero muchos miembros del G20 no parecen estar interesados.
"Este
será el siglo de África y la canciller Merkel quería que el G20 se
pusiera del buen lado de la historia, pero las tensiones internas y la
división alejaron al G20 de este camino visionario", dijo Jamie
Drummond, uno de los responsables de la oenegé.
Por
su parte, Oxfam considera que la iniciativa "se basa en la suposición
increíblemente 'naive' (ingenua) de que estimulando la inversión privada
se ayudará automáticamente a los más pobres del continente".
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