WASHINGTON.- Los
planes del gobierno de Donald Trump de modificar el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN) se enfrentan a importantes
obstáculos e incluyen algunos elementos que canadienses y mexicanos
podrían encontrar difíciles de tragar, advierten analistas.
Además,
una presión muy agresiva de la Casa Blanca en sus exigencias podría
reducir la capacidad de Washington para lograr un resultado exitoso.
"Si
Estados Unidos presiona demasiado a México, podría hacer imposible
llegar a un acuerdo", dijo Antonio Ortiz-Mena, exjefe de
asuntos económicos de la Embajada de México en Washington.
Estados
Unidos, Canadá y México deben comenzar el mes próximo las
conversaciones para renegociar el pacto de 1994 que el presidente Donald
Trump calificó como "el peor acuerdo comercial jamás firmado en ninguna
parte".
En
los objetivos de negociación difundidos el lunes, la Casa Blanca dijo
que se centrará en reducir sus déficits comerciales bilaterales con cada
uno de sus vecinos.
Pero
Canadá y México ya enfrentan en sus economías déficits comerciales
mayores que Estados Unidos. El año pasado, el déficit comercial de
Estados Unidos ascendió a 2,5% del PBI, pero el de México fue del 2,6% y
el de Canadá de 3,3%.
Y los economistas dicen que hay poco que los gobiernos puedan hacer para tener un impacto en el déficit en cualquier caso.
Es
cierto que la balanza comercial de Estados Unidos con México se
convirtió en un déficit bajo el TLCAN --pasando de un superávit de 1.700
millones de dólares en 1993 a un déficit de 55.600 millones de dólares
en 2016-- pero el comercio total con Canadá y México se triplicó,
alcanzando 1,2 billones de dólares el año pasado.
"Creo
que este tema ha sido manejado desde una perspectiva más emocional que
analítica", opinó Ortiz-Mena. "Es muy difícil 'forzar' u 'obligar' a
México a comprar más bienes estadounidenses".
Con
una elección presidencial en julio de 2018, México puede tener muy poco
espacio de maniobra para darle al equipo Trump lo que quiere.
"Creo
que hay un período de tres a cuatro meses de negociaciones activas
antes de que las cosas se pongan realmente difíciles para el actual
gobierno de México", estimó Scott Miller, experto en política comercial
del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
También
en julio del próximo año, la autoridad de negociación comercial por la
vía rápida del gobierno estadounidense --que requiere que el Congreso
apruebe o rechace acuerdos comerciales sin cambios-- expirará. Puede ser
renovada, pero añade presión a las conversaciones.
Entre
los puntos para analizar en las conversaciones está el deseo de
Washington de eliminar un proceso de resolución de disputas poco
utilizado, en virtud del cual un panel del TLCAN puede anular las
decisiones de cada país sobre dumping y subsidios injustos.
"Creo que sería muy difícil para Canadá y México aceptar esto", dijo Ortiz-Mena.
Otra
tarea difícil es endurecer las normas de origen de los productos
manufacturados que se benefician del comercio libre de impuestos, algo
crucial para la cadena de suministro de la industria automotriz
estadounidense pero una preocupación para la política comercial de Trump
de "Estados Unidos primero".
"Siempre
hay puntos de quiebre en cualquier negociación", dijo Miller, y aunque
los objetivos de negociación son bastante generales, hay asuntos que
podrían convertirse en puntos de quiebre dependiendo de cómo se manejan.
Aún
así, los economistas dicen que las conversaciones ofrecen la
oportunidad tan necesaria de modernizar el marco comercial existente,
incluidas las disposiciones para el comercio electrónico y los
compromisos sobre los derechos laborales que actualmente sólo forman
parte de acuerdos anexos al TLCAN.
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