BRASILIA.- El
ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Maggi, iniciará mañana en
Washington una rueda de consultas con el objetivo de revertir el embargo
que Estados Unidos impuso a la carne bovina fresca procedente de su
país, según informó hoy su despacho.
La
suspensión de esas importaciones fue anunciada el 22 de mayo por el
Departamento de Agricultura estadounidense, que detectó algunos lotes de
carnes frescas brasileñas que no cumplían con los requisitos sanitarios
que impone ese país.
La
medida fue consecuencia de un refuerzo de la vigilancia de las carnes
brasileñas, decidido dos meses después de que se descubrió en Brasil que
fiscales sanitarios y empresarios actuaban en una red dedicada a
adulterar productos cárnicos vencidos, que aun así eran vendidos en los
mercados interno y externo.
Ese
escándalo llevó a una veintena de países a suspender todas sus
importaciones de carnes brasileñas, aunque la mayoría revirtió la medida
después de recibir explicaciones y garantías del Gobierno brasileño
sobre la eliminación de esas prácticas corruptas.
Brasil
es uno de los mayores productores y exportadores de carnes del mundo y
JBS, una de los más importantes empresas de ese sector, también está
implicada en las sospechas de corrupción que salpican al propio
presidente del país, Michel Temer, que ha sido denunciado por la
Fiscalía por recibir supuestos sobornos de ese grupo.
Las
exportaciones de carnes frescas al mercado de Estados Unidos
representaron ingresos para Brasil por el orden de los 50 millones de
dólares entre enero y mayo de este año y, aunque no suponen el segmento
más importante de las exportaciones, el embargo afecta la imagen del
país como un proveedor seguro de esos productos.
Según
se informó hoy, Maggi se reunirá mañana con el secretario de
Agricultura de Estados Unidos, Sonny Perdue, y el martes asistirá a una
cita con directivos de la cámara binacional de empresarios, en la que
estarán presentes muchos de los grandes importadores de carne brasileña.
Las
autoridades brasileñas han reconocido que los lotes que han justificado
el embargo a las carnes frescas presentaban "algunos abscesos", que han
atribuido a una "reacción" de los productos a la vacuna que se aplica
al ganado para prevenir la fiebre aftosa.
Sin
embargo, han garantizado que esas "reacciones" no representan riesgos
para la salud ni afectan la "calidad" de los productos y que los
controles internos de esas carnes fueron reforzados y adecuados
plenamente a los requisitos sanitarios estadounidenses.
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