PEKÍN.- China
publicará mañana los datos de su producto interior bruto (PIB) del
segundo trimestre, que según los analistas crecerá un 6,8 %, cifra mayor
a las previsiones gubernamentales para el año (6,7 %) pero menor al
avance registrado en los tres primeros meses, del 6,9 %.
Los
analistas consideran que las cada vez más restrictivas políticas
financieras aplicadas por el Gobierno podrían lastrar las importaciones y
la inversión, frenando así el crecimiento económico del país y el
cambio de modelo que persigue Pekín.
Las
medidas del Ejecutivo para luchar contra la especulación inmobiliaria y
la deuda corporativa, así como la desaceleración del crecimiento
crediticio, son algunos de los factores que pueden lastrar el dato del
PIB, que en el primer trimestre superó a los seis anteriores gracias a
la fuerte inversión pública en infraestructuras.
Los
datos semestrales de comercio, publicados el pasado jueves, revelaron
que las importaciones chinas aumentaron un 25,7 % interanual, mientras
que las exportaciones lo hicieron en un 15 %, algo que los analistas
vinculan a una fuerte demanda externa y a una interna relativamente
resistente.
Precisamente
son las exportaciones las que, según los expertos, evitarán una caída
brusca de la economía del país asiático, que estaría entrando en una
nueva fase de desaceleración paulatina.
Sin
embargo, algunos analistas creen que es posible que el crecimiento de
las exportaciones se desacelere ante la incertidumbre de la demanda
externa debido al aumento de los riesgos geopolíticos y a la apreciación
del yuan frente al dólar estadounidense en el primer semestre.
Asimismo, las reservas chinas de divisas invitan al optimismo después de aumentar en junio por quinto mes consecutivo.
En
el sector industrial, las principales empresas chinas incrementaron sus
beneficios en un 22,7 % interanual entre enero y mayo, cifra que se
dispara al 53 % en el caso de las estatales.
Por
su parte, la inflación en China aumentó de media un 1,4 % interanual en
la primera mitad de 2017, dato bastante alejado de los objetivos del
Gobierno, que fijan una subida de cerca del 3 %.
Sin
embargo, no todos los datos invitan al optimismo: según la agencia de
calificación Fitch, el enfriamiento del mercado de la vivienda en China
-propiciado por las autoridades para evitar la formación y el estallido
de un burbuja inmobiliaria- tendrá consecuencias negativas para la
economía durante la segunda mitad del año y en 2018.
La
inversión en vivienda supone aproximadamente el 10 % del PIB del país
asiático, incluso algo más si se incluyen los sectores relacionados, por
lo que Fitch prevé que en 2018 el crecimiento de la economía china sea
inferior al 6 %.
No hay comentarios:
Publicar un comentario