NUEVA YORK.- El abuso de opiáceos mata aproximadamente a 100 estadounidenses cada día.
Esta problemática vinculada a las drogas, además de provocar la
escalada de una crisis sanitaria, puede tener importantes consecuencias
para el mercado laboral.
“La
epidemia de opiáceos está relacionada con la disminución de la
participación de trabajadores en edad productiva, especialmente en el
caso de varones, y esto refuerza nuestras dudas sobre un repunte en la
tasa de participación”, señaló Jan Hatzius de Goldman Sachs.
La
tasa de participación laboral (LFPR), es decir, el porcentaje de
población activa que trabaja o busca trabajo, actualmente es del 62,7%.
Por lo que es considerablemente menor al 67% alcanzado veinte años
atrás, y es la segunda tasa más baja de entre todos los países de la
OCDE.
Es importante destacar que la proporción de hombres en edad productiva (entre 25 y 54 años) se ha reducido de forma significativa. La tasa de participación para este sector de la población ha caído del 98% en 1954 al 88% actual.
Algunos
economistas han especulado que la recuperación de la tasa de
participación podría ayudar a impulsar el crecimiento económico. Sin
embargo, Hatzius se pregunta exactamente cuántas de estas personas están
realmente cualificadas para trabajar.
“Cuando
miramos al futuro, la principal cuestión económica es qué repercusiones
tiene la crisis de las drogas para las perspectivas de empleo de los
trabajadores estadounidenses”, apuntó. “¿La epidemia de las drogas
implica que muchos de los estadounidenses restantes que conforman el
grupo de los que no trabajan son prácticamente inempleables? ¿Podría la
tasa de desempleo exagerar el verdadero déficit?”.
El libro beige de mayo de
la Reserva Federal hace referencia a informes que revelan que los
solicitantes de empleo para ciertos puestos de baja cualificación no
superaron los tests de drogas. Esto ocurre en un momento en que
empleadores tienen muchas dificultades para cubrir vacantes, las cuales
se encuentran en un nivel récord.
El economista Alan Krueger ha mostrado
que casi el 50% de los hombres en edad productiva que están en
situación de desempleo toman analgésicos todos los días. Esto se
corresponde con los datos citados por Goldman Sachs, los cuales
mostraron que de todos los ingresos a servicios de tratamientos por
abuso de sustancias, el 47% correspondía a personas desempleadas.
Por
supuesto, las consecuencias económicas de la epidemia de opiáceos se
extienden al mercado laboral. Hay estudios que muestran que la epidemia
de opiáceos ha reducido la productividad de los trabajadores y aumentado
los costes sanitarios. De hecho, un estudio citado por Goldman estimaba
un costo total de 80.000 millones de dólares en 2013. Desde entonces,
la crisis ha aumentado de forma considerable.
Parece
poco probable que este problema desaparezca en el corto plazo. En la
actualidad, cada año se prescriben tantos opiáceos en Estados Unidos
como adultos hay en el país. Con solo un 5% de la población mundial, los
Estados Unidos consumen el 80% de opiáceos. Y el impacto de esta
situación va mucho más allá de la salud y el bienestar de la población.
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