LONDRES.- La
calificación crediticia del Reino Unido está bajo presión por la
continua incertidumbre de las negociaciones para la salida de la Unión
Europea, según el último informe anual de la agencia de calificación
Moody's.
Kathrin
Muehlbronner, vicepresidenta de Moody's y autora del informe, considera
que "sigue sin estar claro si el Gobierno británico podrá conseguir un
buen resultado para el Reino Unido", pese a que las negociaciones con la
UE acaban de empezar.
"La
probabilidad de una salida sin acuerdo abrupta y dañina, quedando bajo
las reglas de comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC), ha
incrementado comparada con nuestras expectativas de hace un año, ya que
el Gobierno ha perseguido hasta ahora unos objetivos que implican una
salida dura", añadió.
Sin
embargo, el escenario de base y más probable que maneja la agencia es
el de un acuerdo de libre comercio entre el Reino Unido y la UE, ya que
beneficia a ambas partes.
Aunque
Moody's no ha modificado la calificación crediticia del Reino Unido,
actualmente Aa1 (la segunda más alta), considera que podría ser
degradada si el Reino Unido no consigue preservar el acceso al Mercado
Único de la UE, y si el rol de la libra esterlina como divisa de reserva
disminuyera o se perdiera.
La
economía británica ha empezado a ralentizarse, y Moody's espera que se
debilite significativamente el crecimiento hasta el 1,5% este año y el
1,0% en 2018, debido al descenso del consumo de los hogares y la tímida
inversión empresarial por la situación de incertidumbre.
Además,
el resultado de las recientes elecciones generales de junio, en las que
el actual gobierno conservador de Theresa May perdió su mayoría
absoluta, ha incrementado el riesgo político y fiscal, ya que el
ejecutivo está aparcando sus promesas para reducir el gasto y atajar el
incremento de la deuda pública.
Pese
a todos estos desafíos, a juicio de Moody's la economía británica sigue
ofreciendo importantes fortalezas crediticias por su tamaño,
diversificación y competitividad, con altos niveles de riqueza y un
mercado laboral flexible, un sistema legal sólido y de largo recorrido,
un banco central con credibilidad y el control sobre los tipos de cambio
de su moneda.
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