WASHINGTON.- Mientras
se codea con los líderes de las otras grandes economías del mundo,
Donald Trump es optimista sobre la recuperación de Estados Unidos,
incluso si hay nubes en el horizonte.
"¡Mercado
de valores en todo momento alto, desempleo en el nivel más bajo en años
(salarios comenzarán a subir) y nuestra base nunca ha sido más
fuerte!", tuiteó el presidente de Estados Unidos al comienzo de esta
semana.
"No
importa dónde se mire, la economía está resplandeciendo", dijo en un
discurso el 4 de julio, un día antes de dirigirse a Europa para asistir a
la cumbre del G20.
Trump puede señalar algunas buenas cifras desde su inesperada elección, que fue saludada en los mercados de valores.
El
Dow Jones Industrial Average subió un 17,2% desde las elecciones de
noviembre, mientras que el S&P 500 ganó un 13,7% y el índice
tecnológico Nasdaq aumentó un 18,4%.
Las
acciones bancarias en particular se dispararon en medio de las promesas
de que el sector vería una flexibilización de las regulaciones
establecidas a raíz de la crisis financiera de 2008.
La tasa de desempleo es sólo del 4,3%, mientras que el déficit comercial se está reduciendo.
Aún
así, los expertos dicen que Trump está ganando crédito por logros
-particularmente en cuanto al empleo- cuyas bases fueron establecidas
por su predecesor, Barack Obama.
Y
también señalan que el presidente tiene poco para mostrar en cuestión
de políticas, con las promocionadas reformas tributarias y el programa
de gastos de infraestructura todavía como simples puntos de
conversación.
Mientras
tanto, la prometida reforma de salud, que incluye un enorme recorte de
impuestos para los ricos, está luchando para obtener su aprobación en el
Senado.
"Yo
diría que sigue siendo la recuperación de Obama", opinó Joseph E.
Gagnon, del Peterson Institute for International Economics. "Nada
sustancial ha cambiado todavía, pero los mercados están claramente
centrándose en lo que puede cambiar", estimó.
Trump
asumió su cargo después de criticar los logros económicos de Obama,
alegando que se dejaba a demasiadas personas fuera de la recuperación y
prometiendo acelerar el crecimiento al 4%.
Pero
el Fondo Monetario Internacional (FMI) recientemente redujo sus
pronósticos de crecimiento para Estados Unidos debido a la ausencia de
detalles sobre las propuestas que lo habían llevado a elevar sus
estimaciones en enero.
El
FMI advirtió de "importantes incertidumbres políticas" que pesan sobre
las perspectivas, mientras que volvió a la proyección del año pasado de
que la economía se expandirá un 2,1% en 2017 y 2018, bajando frente a
los anteriores pronósticos, del 2,3 y 2,5%, respectivamente.
El
FMI cuestionó a su vez la promesa del Gobierno de acelerar el
crecimiento a más del 3%, el objetivo más modesto ahora adoptado por el
secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quien además aclaró que alcanzar
esa tasa llevará tiempo.
La
experiencia internacional y la historia de Estados Unidos muestran sólo
algunos ejemplos de economías que logran un crecimiento de esa magnitud
y usualmente sólo después de una recesión cuando el desempleo es alto,
dijo el FMI.
Si
bien la situación laboral es saludable, un desempleo tan bajo deja poco
espacio para que la economía crezca sin alimentar la inflación, a menos
que la inmigración aumente para llenar vacantes laborales.
Las empresas están registrando dificultades para encontrar trabajadores calificados.
Los
salarios se han mantenido estancados, pero si empiezan a subir, podrían
aumentar la inflación, limitar las ganancias empresariales y
solidificar el plan de la Reserva Federal de elevar la tasa de interés
de referencia, lo que a su vez tenderá a frenar el crecimiento.
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