sábado, 10 de marzo de 2018

En la ciudad del acero de EEUU, los aranceles de Trump son bien recibidos

PITTSBURGH.- Legisladores estadounidenses, líderes industriales y gobiernos de todo el mundo han criticado los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio. Pero en Pittsburgh, ciudad del acero, la reacción ha sido muy diferente.

Empleados y compañías de Pittsburgh y sus alrededores, donde se encuentra el motor industrial que solía producir gran parte del acero del mundo, son sólidos partidarios de las tarifas.
El anuncio de Trump no constituye para ellos una medida proteccionista, sino una nivelación del terreno de juego para los trabajadores estadounidenses.
"El anunciado alivio ya envió un mensaje positivo dentro de la industria sobre que el declive de los sectores de acero y aluminio puede ser revertido", dijo el vicepresidente de United Steelworkers International, Tom Conway.
Ese sindicato con base en Pittsburgh, que representa a unos 850.000 trabajadores en Estados Unidos, es una poderosa voz de la industria que se ha visto afectada por décadas por las importaciones baratas y las nuevas tecnologías.
Representantes sindicales de los grandes conglomerados industriales como US Steel acompañaron a Trump en la Oficina Oval el jueves cuando anunció los aranceles, que generaron el inmediato rechazo de legisladores de su propio partido así como de representantes de otras organizaciones.
Los detractores de las medidas expresaron su preocupación por el impacto que puedan tener en otras industrias y también potencialmente en millones de trabajadores.
Para el acero, sin embargo, marcan "un enorme resurgimiento", según un ejecutivo de la industria.
"El efecto general es positivo", dijo Piotr Galitzine, jefe ejecutivo de TMK-IPSCO, líder global de la producción de tuberías para petróleo y gas.
Para la compañía matriz TMK, con base en Rusia, los aranceles les afectan de dos maneras.
"Vamos a perder un poco por el lado de la importación, pero vamos a ganar mucho más en el ámbito doméstico", dijo.
TMK-IPSCO opera 10 plantas en Estados Unidos con 2.000 empleados y ellos están "encantados" con los aranceles, dijo Galitzine.
"No es un secreto que muchos obreros votaron por Trump por su promesa de crear nuevos empleos" tras ver cómo los puestos en muchas industrias fueron trasladados al extranjero en los últimos 40 años, añadió.
Pero la decisión del presidente generará también "una rápida y específica" represalia en el exterior, con la imposición de tarifas a exportaciones estadounidenses, dijo Christopher Plummer, presidente de Metal Strategies, una firma consultora especializada en la industria.
Los precios aumentarán asimismo en algunos bienes con insumos de aluminio, como autos y cerveza enlatada. "La pregunta es si causará mucho impacto", dijo Plummer.
La industria del acero se ha recuperado en general hasta un punto aceptable desde el colapso de los precios del petróleo en 2014, explicó Plummer.
Pero Pittsburgh, perfectamente ubicada cerca de fuentes muy importantes de carbón y metal, y en la confluencia de tres ríos, se ha salido del camino seguido por la industria pesada desde hace años, dijo Chris Briem, un economista regional de la Universidad de Pittsburgh.
Y los trabajos de la industria se han movido a locaciones más rentables y evolucionado hacia tecnologías más flexibles y económicas.
En los años 1950, cuando la industria del acero en Pittsburgh era la más grande y competitiva del mundo, la región ofrecía más de 100.000 empleos en acerías y herrerías.
Esa cifra ha caído a unos 5.000 hoy en día, mientras las mejoras de productividad y los cambios tecnológicos han cambiado para siempre la industria, explicó.
"No vas a reconstruir la industria pesada en el oeste de Pennsylvania, con las tarifas o sin ellas", dijo Briem. "No hay ninguna acería esperando a reiniciar su trabajo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario