domingo, 18 de marzo de 2018

El campo de Bolivia pide transgénicos para igualarse a sus vecinos

SANTA CRUZ.- El campo de Bolivia pide paso en el mundo de los transgénicos para mejorar su competitividad agrícola respecto a sus países vecinos, quienes desde hace años siembran semillas genéticamente modificadas para hacer frente a los agentes externos como sequías, inundaciones y plagas.

Este lunes 19 de marzo un grupo de empresarios privados de Santa Cruz presentará al Gobierno de Evo Morales una propuesta para el uso de transgénicos en soya, maíz, caña de azúcar y algodón.
Estas semillas tendrían una mejor resistencia a la sequía y a determinadas plagas como la roya o el gusano cogollero.
La siembra de transgénicos está prohibida en Bolivia, aunque los productos modificados llegan al país a través de las importaciones de Argentina y Paraguay.
Gary Rodríguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), destacó en una visita al campo cruceño que la utilización de estas semillas significaría un ingreso adicional de unos 300 millones de dólares por año.
Susano Tercero, presidente de Este San Julián, filial de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), pide al Gobierno boliviano "que se le dé paso" a los transgénicos ya que se encuentran "en desventaja" con países vecinos.
"Genéticamente modificados, ya estamos consumiendo. En ningún cumpleaños falta un choclito (maíz) y esa latita es argentina. Y allí no produce maíz que no sea transgénico", apunta a Efe.
Juan Carlos Juaquira, coordinador de la unidad de semillas de Anapo, una de las impulsoras para que la biotecnología llegue a Bolivia, destaca que "lo más importante es tener competencia en productividad, tener mucho más rendimiento, bajar los costos para poder competir.
"Los otros países vienen con mucha más tecnología que nosotros", advierte.
La apertura de la Comunidad Andina (CAN) al Mercado Común del Sur (Mercosur) ha perjudicado al mercado boliviano, que hasta el momento gozaba de ventajas arancelarias junto con Colombia, Perú y Ecuador.
La biotecnología es una de las apuestas de los empresarios privados para mejorar la competitividad y conseguir abaratar los costes de producción ahora que deben competir en las mismas condiciones con Brasil o Argentina, países con producciones mucho mayores.
Respecto a las posibles consecuencias medioambientales o de salud de este tipo de cultivos, Tercero señala que ellos "tienen familia" y que no van a consumir "veneno para sus hijos".
"No hemos tenido una respuesta científica sobre los efectos negativos de estos productos", agrega.
Richard Trujillo, gerente técnico de Anapo, subraya que "prácticamente no hay consecuencias medioambientales" y lo importante es "mejorar la producción y bajar los costos".
La propia Organización Mundial de la Salud publicó un informe que señalaba que "no se han observado efectos en la salud humana" como resultado del consumo de alimentos transgénicos.
No obstante, colectivos ambientalistas como Greenpeace denuncian que la utilización de semillas modificadas genéticamente producirá un efecto negativo "en la biodiversidad" y favorecerá un oligopolio en el mercado de semillas.
Además, algunos expertos alertan de posibles nuevas alergias que pueden aparecer en el ser humano por el consumo de estos productos modificados, aunque hasta el momento sigue el debate de si provocará daños o serán inofensivos.

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