SANTA CRUZ.- El
campo de Bolivia pide paso en el mundo de los transgénicos para mejorar
su competitividad agrícola respecto a sus países vecinos, quienes desde
hace años siembran semillas genéticamente modificadas para hacer frente
a los agentes externos como sequías, inundaciones y plagas.
Este
lunes 19 de marzo un grupo de empresarios privados de Santa Cruz
presentará al Gobierno de Evo Morales una propuesta para el uso de
transgénicos en soya, maíz, caña de azúcar y algodón.
Estas semillas tendrían una mejor resistencia a la sequía y a determinadas plagas como la roya o el gusano cogollero.
La
siembra de transgénicos está prohibida en Bolivia, aunque los productos
modificados llegan al país a través de las importaciones de Argentina y
Paraguay.
Gary
Rodríguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE),
destacó en una visita al campo cruceño que la utilización de estas
semillas significaría un ingreso adicional de unos 300 millones de
dólares por año.
Susano
Tercero, presidente de Este San Julián, filial de la Asociación de
Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), pide al Gobierno boliviano
"que se le dé paso" a los transgénicos ya que se encuentran "en
desventaja" con países vecinos.
"Genéticamente
modificados, ya estamos consumiendo. En ningún cumpleaños falta un
choclito (maíz) y esa latita es argentina. Y allí no produce maíz que no
sea transgénico", apunta a Efe.
Juan
Carlos Juaquira, coordinador de la unidad de semillas de Anapo, una de
las impulsoras para que la biotecnología llegue a Bolivia, destaca que
"lo más importante es tener competencia en productividad, tener mucho
más rendimiento, bajar los costos para poder competir.
"Los otros países vienen con mucha más tecnología que nosotros", advierte.
La
apertura de la Comunidad Andina (CAN) al Mercado Común del Sur
(Mercosur) ha perjudicado al mercado boliviano, que hasta el momento
gozaba de ventajas arancelarias junto con Colombia, Perú y Ecuador.
La
biotecnología es una de las apuestas de los empresarios privados para
mejorar la competitividad y conseguir abaratar los costes de producción
ahora que deben competir en las mismas condiciones con Brasil o
Argentina, países con producciones mucho mayores.
Respecto
a las posibles consecuencias medioambientales o de salud de este tipo
de cultivos, Tercero señala que ellos "tienen familia" y que no van a
consumir "veneno para sus hijos".
"No hemos tenido una respuesta científica sobre los efectos negativos de estos productos", agrega.
Richard
Trujillo, gerente técnico de Anapo, subraya que "prácticamente no hay
consecuencias medioambientales" y lo importante es "mejorar la
producción y bajar los costos".
La
propia Organización Mundial de la Salud publicó un informe que señalaba
que "no se han observado efectos en la salud humana" como resultado del
consumo de alimentos transgénicos.
No
obstante, colectivos ambientalistas como Greenpeace denuncian que la
utilización de semillas modificadas genéticamente producirá un efecto
negativo "en la biodiversidad" y favorecerá un oligopolio en el mercado
de semillas.
Además,
algunos expertos alertan de posibles nuevas alergias que pueden
aparecer en el ser humano por el consumo de estos productos modificados,
aunque hasta el momento sigue el debate de si provocará daños o serán
inofensivos.
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