miércoles, 16 de mayo de 2018

China entierra el centralismo y se aproxima cada vez más al modelo de Occidente / Luis Alcaide *

Esta vez sí. China ha­bría dado un salto hacia de­lante. Adiós al fra­caso eco­nó­mico del Gran Salto y la Revolución Cultural maoísta. Adiós a las ham­brunas y a la in­dus­tria­li­za­ción en cada es­quina, aque­llas fan­ta­sías del gran ti­monel asiá­tico. 

Adiós también al imperialismo occidental con sus Guerras del Opio y el bello legado de sus construcciones en Shanghai o en Bangkok. El imperialismo marcha en dirección contraria, este-oeste. Nuevas tecnologías y productos con Japón como primer protagonista seguido por los tigres asiáticos y el dragón chino ocupando un lugar preferente en el escenario del mercado global.

Un desafío para el titular a la categoría de los pesos pesados: el presidente de los EEUU. Él incumbent estadounidense exige modificar las reglas para enfrentarse al difícil combate de la competencia.

En 2017 el déficit comercial de los EEUU en el resto del mundo fue del orden de 810 mil millones de dólares, el principal responsable del desequilibrio fue el cinturón de países de la Cuenca del Pacífico, casi un 40% del total. (Europa contribuiría con un 21,3%).

Ahora bien en esa área geográfica China ocupa lugar destacado: un 23% de las importaciones de los EEUU proceden del gigante asiático. Para mayor humillación las exportaciones de China a EEUU en 2017 crecieron un 13% mientras las ventas americanas a China lo hacían en un 5,4%. Las cifras más recientes, enero-febrero 2018, corroboran esta tendencia: las ventas de China a EEUU aumentaron un 19% y las exportaciones americanas se mantuvieron estacionarias.

La administración estadounidense con su presidente a la cabeza, exigen un drástico recorte del desequilibrio: 100 mil millones de dólares en los doce meses que se inician el próximo junio y otros 100 mil millones en los meses siguientes a junio de 2019. Medidas protectoras a la importación y además exigencia inexcusable para que las autoridades chinas no repliquen con medidas de retorsión contra las ventas de mercancías estadounidenses.

Obsérvese que los tres principales capítulos de las exportaciones americanas a China son: aeronaves, semillas de soja y automóviles. Estos dos últimos epígrafes se corresponden con jurisdicciones electorales muy próximas a Trump.

Sorpresa. La pasada semana y a petición personal del presidente Hi el presidente Trump aceptaba una moratoria en la prohibición ya establecida contra una serie de componentes en los automóviles. Varias fábricas chinas así como diversos suministradores americanos quedarían paralizados.

¿Se repetirán las excepciones para los principales capítulos de la exportación china a EEUU? En efecto, los teléfonos móviles representan el 14% de los 462.618 millones de dólares vendidos en EEUU; las computadoras y los accesorios también son otro 14% y los equipos de telecomunicación el 6,5%.

¿Podrá el gobierno chino reducir estos flujos de exportación?. Recuérdese que Occidente dentro de la Organización Mundial de Comercio viene insistiendo en que China se convierta en una efectiva economía de mercado con las mínimas intervenciones estatales.

La economía de los EEUU está igualando o incluso superando su crecimiento potencial. Falta mano de obra en muchos sectores. El ejemplo de los camioneros que cobran 100.000 dólares anuales es todo un ejemplo de como la escasez es un arma imbatible a la hora de cualquier negociación.

En el cuadro macroeconómico las importaciones de bienes crecieron en 2017 un 6,9% por encima del avance anual de las exportaciones americanas del 6%. Esto ocurría durante un período en que el dólar se había devaluado. La tendencia hacia el desequilibrio se acelera en los dos primeros meses de 2017. Las importaciones han crecido un 10% y las exportaciones un 6,5% lo que significa el déficit comercial aumentase en un 17%.

El desequilibrio comercial es muy difícil que se desacelere después de la rebaja de impuestos y la depreciación del dólar. Una curiosidad esta última para los observadores de la economía real. Los dos déficit debían provocar una depreciación de la moneda, pero está ocurriendo lo contrario. La razón es muy sencilla, subida de los rendimientos de las obligaciones, es decir avance de los tipos de interés, que son el mejor reclamo para esa ingente masa de liquidez almacenada y que busca un rendimiento inmediato.

Al despropósito económico y financiero se añade el cataclismo político: ruptura del convenio nuclear con Irán, traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén, afloja y ahora tira de la negociación con Corea del Norte. El mundo en su conjunto estaba saliendo de la Gran Recesión y el oxígeno americano le habría venido de perlas. Hay que olvidarse de los buenos tiempos y aprender, sobre todo Europa, a vivir por sí mismo.



(*) Economista del Estado en España

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