MALMOE.- El bloque gubernamental de izquierda encabeza el recuento de las elecciones generales suecas de hoy, con el 40,6 % frente al 40,2 de la opositora Alianza de centroderecha, escrutado alrededor del 50 % de los votos, según el diario El Mundo, de Madrid.
El Partido Socialdemócrata del primer ministro, Stefan Löfven,
sería la fuerza más votada con el 28,1 %, seguido por el Partido
Moderado (conservador), con el 19,6 %, y suben los ultraderechistas Demócratas de Suecia (SD),
que alcanzan el 17,7 %. Cuarto se situaría el Partido Centrista, con el
8,7 %, por delante del Partido de Izquierda, con el 8,1 %.
En
cambio, los sondeos a pie de urna no aclaraban en absoluto el panorama
en el país nórdico, pero dejaban dos bombas: los socialdemócratas
podrían cosechar los peores resultados de su historia, mientras que los
antiinmigración y anti-UE Demócratas de Suecia (SD) se convertirían en
el segundo grupo más grande del Parlamento, algo impensable hace dos
legislaturas, cuando el SD de Jimmie Åkesson peleaba por superar el umbral de entrada del 4%, y tanto medios como el resto de partidos le hacían el vacío y despreciaban por "racista".
Descontado el SD, con quien en principio nadie quiere colaborar, ambos sondeos apuntaban prácticamente a un empate entre la izquierda y el centroderecha.
En el de la cadena pública SVT, lo segundos obtenían el 39,6% del voto,
mientras que los primeros alcanzaban el 39,4. En el sondeo de la cadena
privada TV4, la izquierda conseguía el 41%, mientras que el
centroderecha se quedaba en un 39,8%.
Si los resultados finales
coinciden con los de SVT, el próximo primer ministro sería probablemente
el moderado Ulf Kristersson. Si coinciden con los de TV4, el
socialdemócrata Stefan Löfven conservaría el puesto, a no ser que sus negociaciones con los verdes y la extrema izquierda no lleguen a buen puerto.
Según
SVT, el SD se convertiría en el segundo grupo del Parlamento con un
19,2% del voto, un notable incremento del 6,3%. Según TV4, su ascenso
sería más modesto: un 3,4% que le dejaría tercero tras los moderados y
que fuentes del partido antiinmigración han calificado de "algo
decepcionante". Aún así, tendría la llave del poder si Kristersson finalmente admite un "apoyo pasivo". Cabe destacar que el centroderecha más el SD suman el 58,6% del voto, según SVT, y el 56,1% según TV4.
Así
las cosas, el futuro de Suecia depende ahora en gran medida de la
actitud que se adopte ante el SD. Moderados y cristianodemócratas han
indicado tímidamente que quizá no sería mala idea aceptar alguna forma
de mínima colaboración con Åkesson. Sus aliados centristas y liberales,
sin embargo, siguen negándose en redondo.
Åkesson, por tanto,
sería el gran triunfador de las elecciones, especialmente de cumplirse
los pronósticos de SVT. Su objetivo declarado es ser algún día primer
ministro. Sin embargo, pese al ascenso en las urnas, parece todavía una
posibilidad muy lejana. Más realista resulta el deseo de replicar el papel que el también antiinmigración Partido Popular Danés (DF) desempeña
en Dinamarca: un ineludible socio parlamentario sin el cual ningún
Gobierno de centroderecha sería posible, con lo cual logra que gran
parte de sus políticas se acaben implementando.
Dos obstáculos
importantes impiden, de momento, este escenario. Primero, el DF no es
tratado como un apestado por el resto de partidos, como aún ocurre con
el SD. Nadie le llama ya racista; mantiene buenas relaciones
tanto con liberales, en el Gobierno, como con socialdemócratas,
principal grupo de oposición; e incluso ha colaborado con la
extrema izquierda en asuntos puntuales. Prueba de su integración en el
sistema es que su líder histórica, Pia Kjærsgaard, es la presidenta del
Parlamento danés.
Segundo, la razón por la que el DF nunca ha
entrado en un Ejecutivo es que no es europeísta. Está en contra del
euro, de Schengen y de esa Unión más estrecha que propugna Bruselas. Es
fervorosamente euroescéptico, pero no anti-UE. Considera que una salida de la Unión no sería actualmente beneficiosa para Dinamarca.
El SD, en cambio, clama por un swexit que culmine con la salida de
Suecia, postura totalmente incompatible con un Gobierno pro-UE.
Diferencias
de matiz aparte, los resultados de las legislativas subrayan que la
existencia de un influyente eje antiinmigración en Suecia y Dinamarca es
indiscutible. Hace no mucho, la relación entre el DF y el SD era cordial, pero algo distante. Los
nacionalistas daneses estimaban que los suecos seguían siendo demasiado
extremistas y no querían que se les asociase demasiado con ellos. El
cambio de actitud ahora es evidente. El DF se ha atrevido hasta a
insertar un anuncio en el diario sueco Expressen en el que pide el voto
para el SD bajo el título: "¡Dejad que viva la democracia. Que todos los suecos sean escuchados!".
Su
líder, Kristian Thulesen Dahl, tampoco regatea ya elogios a Åkesson:
"Siento un gran respeto por su labor para expulsar a los extremistas que
tantos problemas han causado en el SD. Ha conseguido que el sueco medio
pueda apoyar a su partido". El pasado abril, Thulesen y Åkesson
visitaron juntos Rosengård, el conflictivo distrito de Malmo donde el 86% de la población es de origen extranjero, principalmente de países musulmanes.
"Cuando estaba allí me pareció que no estaba realmente en Suecia. Es
una evolución que da miedo: nunca debemos acabar como ellos", declaró el
político danés.
Puede que Åkesson resulte ahora más presentable
para el sueco medio, pero no para el resto del espectro político sueco.
En el primer debate de la campaña, se dirigió al resto de líderes: "¿Por
qué no queréis colaborar conmigo?". A lo cual respondió de inmediato la
cristianodemócrata Ebba Busch Thor: "No lo haré hasta que limpies tu
partido". Para el jefe del SD resultará decisivo, si quiere algún tipo
de influencia real, que consiga limpiar de verdad su organización de
elementos extremistas. Algo para lo que ha trabajado denodadamente en los últimos cuatro años, pero que sigue dándole quebraderos de cabeza.
Poco antes de las elecciones, nueve candidatos del SD a las
municipales, que se celebran al mismo tiempo, se vieron obligados a
retirarse tras revelar la prensa que habían pertenecido a organizaciones
neonazis como el Frente Nacionalsocialista. No ha dimitido, sin
embargo, Bengt Hansves, candidato municipal y regional, que en una
entrada en Facebook escribió que "los zoomalíes (por los somalíes) son incompatibles con la cultura sueca".
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