BRASILIA.- Brasil
apuesta a un acuerdo que negocia con Estados Unidos para retomar su
programa espacial y entrar en el "club de naciones" con capacidad de
poner satélites en órbita, que manejan un mercado de unos 330.000
millones de dólares anuales.
Las
negociaciones con Estados Unidos, que se han acelerado este año,
apuntan a un acuerdo de salvaguardas tecnológicas que permita a ese país
utilizar la Base de Alcántara, en el nororiental estado de Maranhao y
cuya posición geográfica privilegiada redunda en un importante ahorro de
combustible en cada lanzamiento.
El
brigadier Luiz Fernando de Aguiar, presidente de una comisión que
coordina los programas espaciales de Brasil, dijo a periodistas durante
una visita a la base que el acuerdo que se negocia con EE.UU. puede ser
la puerta de entrada del país suramericano al negocio global de
lanzamientos de satélites.
"Estados
Unidos domina plenamente el área espacial" y elabora muchos de los
componentes que otros países usan en la construcción de sus satélites,
que podrían ser lanzados desde Alcántara si se firmara el acuerdo de
salvaguardas tecnológicas, explicó.
"La
preocupación de Estados Unidos es que toda su tecnología esté
protegida", una condición que las autoridades brasileñas "aceptan y
comparten", dijo Aguiar, quien se mostró convencido de que el
acuerdo puede llegar a ser firmado antes de fin año, aunque solo
entraría en vigor una vez aprobado por el Congreso brasileño.
Sin
embargo, el país está sumergido de lleno en el proceso para las
elecciones presidenciales y legislativas de octubre próximo, en las que
los brasileños elegirán un nuevo presidente y renovarán el Parlamento,
lo que puede postergar la aprobación.
Aún
así, según Aguiar, pese a la dificultad política que pudiera suponer el
proceso electoral, "no existe presidente ni parlamentario que pueda ser
elegido sin darle la debida importancia al espacio".
Añadió
además que las autoridades del programa espacial ya han tratado el
asunto con los principales candidatos a la Presidencia y garantizó que
"en su mayoría" apoyan las negociaciones con Estados Unidos.
Una
de las grandes ventajas de la base brasileña es su posición geográfica,
en la latitud 2°18' sur, próxima a la línea del ecuador, lo que permite
un ahorro de cerca de un 30% de combustible respecto a los
lanzamientos hechos desde Cabo Cañaveral (Estados Unidos).
Aguiar
sostuvo que si el acuerdo sobre salvaguardas tecnológicas se confirma,
ya existe interés de empresas privadas de Estados Unidos, Europa y Asia
en las instalaciones de Alcántara, al menos para el lanzamiento de
microsatélites.
El
programa espacial brasileño, que data de la década de 1980, se
interrumpió abruptamente en 2003, cuando la explosión de un cohete poco
antes de su lanzamiento le costó la vida a 21 ingenieros que trabajaban
en su montaje en la base de Alcántara.
Desde
entonces, la estructura de esas instalaciones ha recibido fuertes
inversiones que han modernizado los equipamientos y también la seguridad
en todo el complejo espacial, que abarca una superficie de 9.256
hectáreas.
Sin
embargo, desde 2003 en Alcántara solamente han sido lanzados cohetes
suborbitales, pese a lo cual Aguiar garantizó, al pie de la
remozada torre de lanzamiento, que las instalaciones de esa base están
en capacidad de enviar al espacio proyectiles de grandes dimensiones.
"Sólo
sería necesario adaptar la torre" al cohete en cuestión, indicó el
brigadier, quien se mostró convencido de que Brasil está en capacidad de
ingresar al "club de naciones" capaces de poner en órbita un satélite,
al que hasta hoy sólo pertenecen Estados Unidos, China, Francia, India,
Israel, Japón, Rusia y Ucrania.
"No
soñamos con todo el mercado, pero al menos una pequeña parte podemos
ocupar", dijo Aguiar, quien calculó que el negocio global de
lanzamientos espaciales mueve hoy unos 330.000 millones de dólares al
año y crece al orden del 5 % anual.
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