TOKIO.- El primer ministro
japonés Shinzo Abe, reelegido el jueves por mayoría a la presidencia de
su partido y que podría mantenerse en el poder hasta 2021, confirmó que
quiere reformar la Constitución pacifista de Japón.
Abe, de 63
años, obtuvo 553 de un total de 807 votos, incluyendo los votos de 329
de los 405 diputados y senadores de su formación, el Partido
Liberal-Demócrata (PLD), superando a su rival, el exministro de Defensa
Shigeru Ishiba, que obtuvo 254.
Reescribir parte de la Constitución es "una meta para el
partido", dijo en una rueda de prensa. "Vamos a someter una propuesta
con el objetivo de obtener una amplia adhesión", aseguró.
Abe
quiere incluir en el artículo 9 de texto la existencia de las Fuerzas de
Autodefensa, una fuerza militar que sólo actuaría para defender al país
en caso de ataque externo.
Para ello necesita los 2/3 de los
votos de cada cámara y la mayoría en un referéndum. La primera
condición, en teoría, ya se cumple.
"Con ustedes quiero trabajar
en la reforma de la Constitución. La batalla [electoral] terminó.
¡Construyamos un nuevo Japón uniendo las manos y uniéndonos!", dijo.
Esta
victoria deja a Abe en el poder por tres años más y le da la
posibilidad de romper el récord del primer ministro más longevo, Taro
Katsura, jefe de gobierno tres veces entre 1901 y 1913.
Shinichi
Nishikawa, un politólogo de la Universidad Meiji, en Tokio, explicó a la
AFP que la elección supone "un voto de confianza para juzgar su trabajo
hasta ahora y Abe se impuso. Pero no quiere felicitarse tanto del
resultado ya que no ganó masivamente".
El partido está dividido en
facciones, cuyos miembros votan siempre en función de las consignas del
responsable de cada una de ellas.
En cambio, entre los
simpatizantes —un total de 1,04 millones. que se reagrupan en 405
votos—, Abe obtuvo 224, frente a los 181 para Ishiba, que en teoría
podrá así pesar en el debate del partido.
"Abe ganó de todas
formas una entrada para ingresar en los libros de historia como primer
ministro más longevo en su función", señaló Nishikawa.
Abe
reconoció durante la campaña que la confianza de su gobierno se ha visto
afectada por los escándalos de los dos últimos años, en particular las
acusaciones de favoritismo hacia sus amigos.
Su elección como
líder del partido se traduce de hecho en la designación como primer
ministro, ya que el cargo de jefe de gobierno recae automáticamente en
aquél que preside la formación mayoritaria.
El PLD domina la
política japonesa frente a una oposición muy fragmentada desde que
perdió las legislativas en 2012, como consecuencia de la gestión
considerada desastrosa tras el tsunami y el accidente de la central
nuclear de Fukushima, en marzo de 2011.
Abe tiene ahora varios
desafíos y los analistas apuntan a que, sin el apoyo masivo de los
militantes, tendrá que avanzar realmente en temas económicos.
"El año que viene
tendremos el cambio de emperador, luego la cumbre del G20 por primera
vez [en Japón] y el año siguiente los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de
Tokio", subrayó Abe, que dijo esperar que Japón repita su experiencia
de 1964 cuando los primeros Juegos de Tokio supusieron un impulso
económico e internacional para el país.
"Vamos a ganar el desafío de crear un nuevo lugar para Japón, renovando el país", prometió.
Además de más crecimiento, Abe prometió más igualdad para
las mujeres en la vida profesional, medidas a favor de la infancia
(guarderías, escolaridad gratis), los empleados (mejor entorno laboral),
la tercera edad (mejor cobertura y facilidades para mantenerse en
actividad), todo ello garantizando el actual sistema de protección
social.
Para financiar estas medidas se comprometió ante las
instituciones internacionales en aumentar en octubre de 2019 el muy
impopular impuesto al consumo, que pasará de 8% a 10%.
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