domingo, 28 de octubre de 2018

La caravana de Honduras ¿Es Trump una bestia parda? / Inocencio Arias *

Ya son más de seis mil los desvalidos hondureños que cruzando países, Guatemala, Méjico, caminan hacia la frontera de Estados Unidos donde desean entrar.

Son gente, hay muchos niños y mujeres, que huyen de los bajísimos salarios, de hambre, y, en algunos casos, del peligro que corre su vida en un país que se ha vuelto enormemente violento.

Es penoso ver esto avanzado el siglo Trump pero siendo mínimamente realista uno tiene que preguntarse por las razones que obligarían al Presidente americano a acogerlos. No las hay. 

No hay ninguna base en el derecho internacional, ni en los tratados dentro del continente americano que obligue a Estados Unidos a abrir las puertas a una caravana de emigrantes. Uno puede hacer demagogia barata, culpar al lenguaraz de Trump de cualquier cosa, vituperar al imperialismo estadounidense, pero la realidad es terca. 

El deber de Trump de acogerlos es similar al que tiene Méjico, España, Canadá o Rusia. Hace días una hondureña que camina con tres hijos declaraba patética y rotundamente : “vamos para allá, le vamos a caer a Donald Trump, tiene que recibirnos allá en Estados Unidos”.

Nadie la ha desengañado, es lo que empiezan a creer un cierto número de Honduras, Salvador, etc…: ”Aquí somos pobres, en Estados Unidos son ricos y además, yo tengo allí un hermano, un cuñado o un novio, ergo, tienen que abrirme las puertas.

El argumento es una falacia colosal. Que veladamente lo acepten españoles demagogos es poco serio. En las fechas en que paramos a los que quieren entrar desde Ceuta y Melilla y reforzamos la valla parece un sarcasmo. ¿Por qué Trump tiene que ser muy hospitalario con los necesitados y nosotros no?

Lo curioso es que esto puede que de votos al millonario americano dentro de dos semanas. Ha dicho que parará a la caravana en fechas en que 70 por cien de sus compatriotas quieren que las leyes de inmigración sean más estrictas y cuando se publican cifras que indican que de cada 100 peticionarios de asilo en las instancias estadounidenses 80, luego, se esfuman, no comparecen en el juzgado cuando se examina su caso. Ya han entrado y desaparecen en Estados Unidos.


(*) Diplomático español


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