NUEVA YORK.- A
menos de tres semanas para las elecciones de medio mandato, los
inversores en Wall Street reciben nerviosos pero sin un estrés
exacerbado la hipótesis de un Congreso paralizado.
"Los
inversores se muestran como siempre nerviosos ante la incertidumbre de
estas elecciones", señala Sam Stovall, jefe de inversiones de CFRA, para
justificar el pico de volatilidad observado en los mercados desde
principios de mes.
Los
inversores aguardan que el Partido Republicano pierda en promedio 22
escaños en la Cámara de Representantes, sinónimo de un giro hacia el
lado demócrata, mientras que un cambio en el Senado no forma parte de
los planes.
Un
Congreso dividido "puede influenciar cuestiones presupuestarias clave
en torno a la baja de impuestos, los gastos y la reglamentación",
enumeró Stephen Gallagher, economista jefe de Société Générale en
Estados Unidos.
Aprobada
con toda la pompa a fines del año pasado, la reforma fiscal de Donald
Trump podría ver su ampliación, e incluso su existencia, amenazadas.
Los
republicanos "quisieran hacer permanentes la baja de los impuestos a
los hogares, hasta el momento temporales, mientras que los demócratas
amarían suprimir al menos una parte de la reforma", recuerda Craig
Holke, de Wells Fargo.
Con
este escenario, la palabra "impasse" ("gridlock"), propia de un
Congreso dividido y por lo tanto inmóvil, aparece frecuentemente entre
los analistas.
La
expresión también es empleada para el tema de la desregulación. Varias
reformas están en camino, como aquellas para desenredar la ley
Dodd-Frank, plan de Barack Obama para contener los excesos que llevaron a
la crisis financiera de 2008.
Estos
temas no están tanto "en las manos del Congreso como en las de
instituciones como el banco central, la SEC (el organismo de control
bursátil de Estados Unidos) o la FDIC", la agencia federal de garantía
de depósitos bancarios, afirmó Gallagher.
Con
"dirigentes nombrados por Donald Trump, cuentan con aplicar estas
reformas que los representantes verán difícil impedir", precisó. No
obstante, predijo un "enlentecimiento" de nuevas medidas de
desregulación.
De su lado, un tema que podría poner a todo el mundo de acuerdo son los gastos en infraestructura.
"Favorecería a la economía aunque sea malo para el déficit", que creció 17% para el ejercicio 2018, destacó Gallagher.
A
nivel más político, una incursión demócrata en la Cámara abre la puerta
a investigaciones contra el mandatario estadounidense, que van desde
las sospechas de colusión con Rusia en las presidenciales a la evasión
fiscal recientemente revelada por la prensa.
Los
demócratas tomarían la cabeza de comisiones parlamentarias, lo que les
daría el poder para citar a testigos que quieran escuchar bajo
juramento.
"Los
demócratas harán todo para hacerle la vida imposible a Donald Trump",
anticipó Stovall, destacando que "los mercados deberían verse poco
afectados incluso en caso de destitución" presidencial.
Si
los demócratas toman el control de la Cámara, la probabilidad de que se
inicie un procedimiento de juicio político aumenta, aunque todavía será
difícil imaginar tal escenario.
En ese caso, el vicepresidente Mike Pence, "preservaría la misma política de Trump, sin los tuits", según Stovall.
Más
ampliamente, el crecimiento estadounidense por encima del 4% en el
segundo trimestre y una tasa de desempleo en su nivel más bajo en casi
50 años calman a los actores del mercado.
"La pregunta es saber si se asistirá a una ola o un tsunami demócrata", estimó Quincy Krosby, de Prudential.
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