RIAD.- Arabia Saudí dejó a un lado las críticas por el asesinato del periodista
Jamal Khashoggi y siguió adelante el martes con una conferencia sobre
inversiones que han boicoteado políticos occidentales y destacados
banqueros y ejecutivos de compañías internacionales.
En declaraciones
realizadas en la sesión de apertura, la prominente empresaria saudí
Lubna Olayan dijo que el asesinato del columnista del Washington Post
era un acto “extraño para nuestra cultura” y expresó confianza en que el
reino “saldrá más fuerte”.
Está previsto que Arabia Saudí, el mayor
exportador de petróleo del mundo, firme acuerdos por un valor de más de
50.000 millones de dólares en los sectores industrial, del petróleo y el
gas, y las infraestructuras en la primera jornada con compañías como
Trafigura, Total, Hyundai, Norinco, Schlumberger, Halliburton y Baker
Hughes.
Cientos de banqueros y ejecutivos de compañías se unieron a
representantes políticos en un hotel palaciego de Riad para la
Iniciativa de Inversión Futura, un evento anual diseñado con el fin de
atraer miles de millones de dólares de capital extranjero como parte de
las reformas para terminar con la dependencia de Arabia Saudí de las
exportaciones de petróleo.
Sin embargo, mientras que la conferencia
inaugural del año pasado atrajo a la elite empresarial global, el evento
de este año se ha visto afectado por la cancelación de más de dos
docenas de oradores de alto nivel ante las protestas internacionales por
el asesinato de Khashoggi.
La mayoría de los inversores extranjeros
ven el riesgo de que el caso de Khashoggi, que ha provocado críticas de
todo el mundo, pueda dañar los lazos de Riad con los gobiernos
occidentales. Khashoggi, un crítico del príncipe heredero de Arabia
Saudí, desapareció después de entrar en el consulado saudí en Estambul
el 2 de octubre para obtener documentos para casarse.
Después de dos
semanas negando cualquier participación en su desaparición, Riad dijo el
sábado que Khashoggi murió durante una pelea en el consulado. Más
tarde, un responsable saudí atribuyó la muerte a un estrangulamiento.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, y los
ministros de Reino Unido y Francia se retiraron del evento junto con los
consejeros delegados y presidentes de una docena de grandes firmas
financieras como JP Morgan Chase y HSBC, y la directora del Fondo
Monetario Internacional, Christine Lagarde.
El director general del
fondo soberano del reino, principal patrocinador del evento, dijo que
Arabia Saudí se estaba volviendo más transparente y que el Fondo de
Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF, por sus siglas en inglés)
continuaba desarrollando nuevas industrias gracias a las reformas
económicas puestas en marcha por el príncipe heredero Mohammed bin
Salman.
Yasir al-Rumayyan dijo que
el fondo ha invertido en 50 o 60 firmas a través de Vision Fund, de
SoftBank Group, y que llevaría a la mayoría de estos negocios al reino.
PIF ha alcanzado compromisos importantes con compañías de tecnología o
inversiones, incluido un acuerdo de 45.000 millones de dólares para
invertir en Vision Fund.
Muchos bancos occidentales y otras
compañías, temerosas de perder negocios -por ejemplo, por las comisiones
que obtienen al organizar operaciones para PIF, que mueve fondos de
250.000 millones de dólares-, enviaron a ejecutivos de nivel inferior
pese a que los altos cargos no asistieron.
Otros siguen enviando una
fuerte representación. El consejero delegado de Total, Patrick Pouyanné,
dijo el lunes que asistiría. Rusia está enviando una gran delegación
encabezada por Kirill Dmitriev, que dirige el Fondo de Inversión
Directa.
Dmitriev dijo que la campaña de diversificación económica de
Arabia Saudí era “importante para el mundo” y que las empresas rusas,
principalmente petroleras y petroquímicas, quieren entrar en el mercado
saudí.
“Arabia Saudí es un gran socio para nosotros, no solo un socio
en inversiones o petróleo... creemos que la modernización y la
transformación en Arabia Saudí es verdaderamente histórica”.
Los
principales ejecutivos de las empresas asiáticas no se decidieron a
cancelar su asistencia, por lo que la participación de las instituciones
chinas y japonesas puede permitir que Riad celebre como un éxito las
tres jornadas que dura la conferencia, que no tiene conexión con la
reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza).
Por estos
motivos, el boicot occidental puede tener poco impacto a largo plazo en
las perspectivas económicas de Arabia Saudí. Los extranjeros
vendieron una cantidad neta de 4.010 millones de riyales (1.070 millones
de dólares) en valores de renta variable de Arabia Saudí la semana
pasada, de lejos la mayor retirada de dinero extranjero desde que el
mercado de valores se abrió a la inversión extranjera directa a mediados
de 2015.
El evento se lleva a cabo en el hotel Ritz-Carlton en Riad,
donde decenas de príncipes, empresarios y altos cargos fueron detenidos
en una ofensiva contra la corrupción solo días después de que terminara
la conferencia del año pasado.
Las autoridades dijeron que la purga
supuso la recuperación de más de 100.000 millones de dólares a través de
acuerdos financieros con los sospechosos. Pero esa cifra no se ha
verificado, y los detalles de los presuntos delitos nunca se hicieron
públicos, lo que ha alimentado la inquietud entre los inversores por la
transparencia legal.
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