GUATEMALA.- Cientos de migrantes, en su mayoría hondureños, iniciaron el largo viaje
de regreso a casa el sábado, algunos con billetes gratuitos de autobús
dados por las autoridades centroamericanas, aunque muchos otros de una
caravana detenida permanecieron en Guatemala en un tenso cruce
fronterizo con México.
Después de enfrentamientos con la policía antidisturbios mexicana el
viernes, unos 640 inmigrantes de la masiva caravana llegaron a México
del otro lado de un puente sobre el río Suchiate, en Chiapas, para
registrarse ante las autoridades de inmigración mexicanas.
“En el
proceso de recepción de extranjeros de nacionalidad hondureña ubicados
en el punto fronterizo del Suchiate, en Ciudad Hidalgo, Chiapas, se
atendió a 640 migrantes que han presentado solicitud de refugio en
nuestro país”, dijo un comunicado de la secretaría de Gobernación de
México.
Cerca de 2,000 migrantes hondureños habían regresado a
sus hogares tras desistir de continuar su viaje a México, dijo más
temprano el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, en una conferencia
de prensa conjunta con su homólogo hondureño, Juan Orlando Hernández, en
la Ciudad de Guatemala.
Hernández dijo que otros 486 migrantes
estaban en tránsito de regreso a Honduras, un viaje de aproximadamente
12 horas por carretera.
“Estamos trabajando para dar un retorno
pacífico y seguro y evitar que se sigan dando estas manifestaciones en
un futuro”, dijo Morales, quien cifró en alrededor de 5,000 la cantidad
de personas que se había reunido en la frontera para ingresar a México.
Los
líderes de los tres países han estado bajo una intensa presión del
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien durante días advirtió
que la caravana centroamericana debía ser detenida.
Trump
politizó el tema de cara a las elecciones parlamentarias estadounidenses
del 6 de noviembre, e incluso amenazó con interrumpir la ayuda
regional, cerrar la frontera entre Estados Unidos y México y desplegar
tropas allí si México no lograba detener a los migrantes.
Hernández
señaló que los migrantes de otras partes de Centroamérica se habían
unido a la caravana junto con otros de “fuera de la región”, aunque no
citó nacionalidades específicas. Añadió que se usarían aviones para
llevar a los niños de vuelta a sus hogares.
Algunos migrantes en
el cruce fronterizo del río Suchiate, atrapados por la incertidumbre
acerca de su futuro, se cuestionaron al ver que tantos habían
retrocedido. Otros cruzaron a México después de nadar o usar balsas para
atravesar el río.
Muchos de los migrantes, la mayoría personas
que huían de la violencia y la pobreza en Honduras, durmieron bajo una
intensa lluvia durante la noche en el puente que conecta Guatemala con
México, mientras que decenas se acurrucaron frente a una puerta metálica
en la frontera custodiada por la policía mexicana.
En
un momento el sábado, alrededor de 40 mujeres y hombres con niños
pequeños atravesaron la puerta fronteriza y las filas de oficiales de la
policía para esperar los autobuses mientras la multitud detrás de ellos
observaba.
El Gobierno de México ha dicho que procesará las solicitudes de asilo de los migrantes individualmente.
La
mayoría de los inmigrantes dijeron que su
objetivo final era llegar a Estados Unidos. Algunos contaron que
esperaban quedarse en México, pero que no tenían idea de cómo obtener
los documentos necesarios.
La mayoría de las personas que trata de ingresar a
Estados Unidos procede ilegalmente de Honduras, uno de los países más
pobres y violentos de las Américas.
La caravana estaba integrada
por agricultores y panaderos hasta amas de casa y estudiantes, e incluía
a un bloque entero de amigos y familiares de la ciudad hondureña de El
Progreso.
Algunos migrantes pasaron por debajo del puente y pagaron 25 pesos (1,30 dólares)
para ser transportados por el río Suchiate en embarcaciones hechas de
neumáticos de goma gigantes.
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