El anuncio del presidente Trump de que Estados Unidos se retira del
Tratado Nuclear de 1987 sobre misiles de Medio y Corto alcance, suscrito
por los presidentes Reagan y Gorbachov, ha sido tildado de “chantaje”
desde la diplomacia de Vladimir Putin, instalado en la suya propia desde
la óptica de que el fin de la Unión Soviética fue una “catástrofe
geopolítica”.
Pero la más cierto parece ser que esta última retracción trumpiana no
se corresponde literalmente con reajustes centrados en la relación
bilateral ruso-americana. Incluye otros componentes temáticos, como el
Acuerdo sobre el Clima, suscrito multilateralmente en París, o el
Tratado con la República Islámica de Irán suscrito por los Miembros
Permanentes del Consejo de Seguridad más la diplomacia de Alemania.
Los desmarques del presidente norteamericano parece lo más propio
considerarlos resultantes de una subjetividad presidencial derivada
tanto de incompetencias puntuales propias de carencias cognitivas o de
frivolidades inherentes a más de lo mismo; es decir, la desadecuación
del personaje con las responsabilidades inherentes a la representación
política para la que fue promovido.
(*) Abogado y periodista español
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