FRÁNCFORT.- El
presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, llamó a Italia a
calmarse y evitar políticas que aumenten los costos de endeudamiento.
Cuando
se le preguntó cómo podría ayudar el gobierno a los bancos italianos,
que son grandes tenedores de deuda soberana de la nación, el encargado
italiano de política fue terminante:
"Puede
haber otras respuestas, pero la primera respuesta que se me ocurre es
calmar el tono y no cuestionar el marco existencial constitucional del
euro".
La
preocupación por los planes fiscales de Italia, y en ocasiones su
futuro en la zona del euro, ha ayudado a impulsar los rendimientos a un
máximo de varios años. El gobierno planea permitir que el déficit se
amplíe como parte de un plan para impulsar el crecimiento y ayudar a los
menos favorecidos, aunque inversionistas y autoridades de la Unión
Europea dicen que eso es un riesgo para un país que ya tiene una enorme
deuda.
La segunda sugerencia de Draghi para el gobierno fue igualmente directa:
“Hagan políticas que conduzcan a una reducción de los diferenciales”.
El
titular del BCE ya ha hecho comentarios sobre el tema, pero los últimos
se producen después de una rebaja en la calificación por parte de
Moody’s y otra semana de tensión entre el país y autoridades de la Unión
Europea.
El martes, la Comisión Europea rechazó el amplio presupuesto
de la coalición populista y le dijo que regrese con un nuevo plan en
tres semanas. Los líderes italianos están empecinados, y el primer
ministro italiano, Giuseppe Conte, dijo que no hay un "Plan B".
Draghi
dijo que "todavía confía en que se encontrará un acuerdo" entre Roma y
Bruselas. Agregó que esa es su "percepción personal" y "no dije ‘muy’
confiado".
Hablando
en una conferencia de prensa después de la reunión programada del
Consejo de Gobierno del BCE, dijo que los efectos colaterales de las
tensiones italianas para otros países son "limitados".
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