PEKÍN.- China
pidió a Estados Unidos que reconsidere retirarse de un tratado de
control de armas de tres décadas con Rusia, diciendo que la medida
generaría "múltiples efectos negativos".
El
presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo el sábado que planea retirarse
del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, conocido como
INF por sus siglas en inglés, alegando que Moscú había incumplido el
acuerdo sobre armas convencionales y nucleares de alcance intermedio.
The New York Times informó que la medida se debió en parte para permitir
a EE.UU. contrarrestar una expansión de la presencia militar china en
el Pacífico.
"Quiero
subrayar que es completamente incorrecto usar a China como una excusa
para retirarse del tratado", dijo la portavoz del Ministerio de
Relaciones Exteriores Hua Chunying a periodistas el lunes en Pekín.
"Esperamos que los países relevantes puedan apreciar los grandes logros
obtenidos a lo largo de los años, manejar de manera prudente y adecuada
los temas relacionados con el tratado a través del diálogo y la
consulta, y pensar dos veces antes de retirarse del tratado".
Sin
las restricciones del tratado de 1987, China ha tenido libertad para
desarrollar y desplegar misiles nucleares de alcance intermedio,
incluidos misiles diseñados para destruir portaaviones estadounidenses
que patrullan las aguas del Pacífico occidental. Salir del acuerdo
liberaría a EE.UU. para desplegar nuevas armas en el Indo-Pacífico para
responder al intento de China de erosionar su dominio posterior a la
Segunda Guerra Mundial.
"China
no ha firmado el acuerdo y ha estado produciendo misiles de alcance
intermedio y los llamados asesinos de portaaviones para aumentar de
forma asimétrica los costos de una estrategia de contención naval
liderada por EE.UU.", dijo Stephen Nagy, profesor asociado senior de la
International Christian University en Tokio.
"Es probable que EE.UU. se
retire para enviar un mensaje a Pekín de que EE.UU. puede y producirá
armas nucleares de alcance intermedio que pueden erosionar la actual
ventaja asimétrica de China".
La
posibilidad de una expansión de la presencia militar de EE.UU.
subrayaría la preocupación en Pekín de que EE.UU. tiene la intención de
frustrar el ascenso de China, ya sea a través de una guerra comercial o
un programa sistemático de contención militar. Desde la elección de
Trump, las relaciones entre EE.UU. y China se han deteriorado en
prácticamente todos los frentes, desde el comercio hasta la seguridad
cibernética y los puntos geopolíticos como Taiwán y el Mar del Sur de
China.
En
virtud del acuerdo de 1987, EE.UU. y la antigua Unión Soviética se
comprometieron a eliminar todos los misiles convencionales y nucleares
en tierra con un alcance de 500 a 5.550 kilómetros (310 a 3.420 millas).
La
colección de misiles intermedios de China, incluidos los DF-26
recientemente desarrollados, forman la columna vertebral de sus
capacidades ofensivas en Asia Pacífico y están diseñados para alcanzar
objetivos a lo largo de sus estratégicas "primera y segunda cadena de
islas", según Zhang Baohui, director del Centro de Estudios de
Asia-Pacífico de la Universidad de Lingnan en Hong Kong.
La
"primera cadena de islas" es una cadena de archipiélagos que se
extiende desde Japón, pasando desde Taiwán a Filipinas, todos socios de
seguridad de EE.UU. La "segunda cadena de islas" se extiende hacia el
sur pasando por Guam hacia Papúa Nueva Guinea. Guam alberga una
importante base naval de EE.UU. en el Océano Pacífico.
"Que
China sea un factor en la decisión de EE.UU. de retirarse del tratado
es altamente factible", dijo Zhang. "Es China, no Rusia, la que posee un
número cada vez mayor de misiles de alcance medio e intermedio".
Ya
que llevaría tiempo construir nuevos misiles con cabeza nuclear, EE.UU.
se estaba preparando para modificar las armas existentes, incluidos sus
misiles Tomahawk no nucleares, y probablemente los desplegaría primero
en Asia, informó The New York Times, citando a funcionarios que han
recibido información sobre el tema. Las armas podrían tener su base en
Japón o en la base naval de EE.UU. en Guam, donde enfrentaría poca
oposición política, informó The Times.
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