martes, 2 de octubre de 2018

Tsipras confía en dar un impulso a la economía griega al evitar la bajada de las pensiones

ATENAS.- El primer ministro griego, Alexis Tsipras, presentará en Bruselas unos presupuestos generales para 2019 que incluyen su promesa de revocar el décimo tercer tijeretazo a las pensiones, un paso con el que persigue estimular la economía y reconquistar a los votantes ante el año electoral 2019.

El borrador remitido este lunes al Parlamento contempla dos alternativas, una que prevé el recorte acordado con los acreedores y una sin este nuevo tijeretazo.
En el escenario base del borrador, que se presentará el próximo día 15 ante la Comisión Europea, se recoge el citado recorte, que afectaría a casi la mitad de los dos millones de jubilados, con reducciones de hasta un 18 % a sus pensiones.
En este caso, el superávit primario previsto es del 4,14 % del Producto Interior Bruto (PIB), claramente por encima del objetivo del 3,5 % fijado para la era posrescate.
La versión alternativa evita este recorte y prevé un superávit primario del 3,55 %, es decir, justo por encima de la marca.
A pesar de que esta medida le costará a la caja de pensiones (EFKA) unos 2.200 millones de euros, el Gobierno espera que no tenga un impacto negativo sobre la economía, pues la inyección de liquidez a los hogares servirá para fomentar el consumo.
"No cabe duda de que revocar el recorte de las pensiones tendrá un efecto positivo importante sobre el Producto Interior Bruto (PIB), de entre un 0,1 % y un 0,2 % en el primer año. A partir del segundo año el efecto positivo será más pronunciado, tanto en lo que respecta al PIB como al índice del desempleo", explica a Efe el profesor de Economía en la Universidad de Atenas Panayotis Petrakis.
El catedrático sostiene que en el primer año en torno al 40 % de estos 2.200 millones de euros volverán a las arcas del Estado gracias a un incremento de la recaudación fiscal.
El incremento del consumo de los hogares es de importancia capital para mantener el crecimiento de la economía, pues según los datos de la agencia de estadísticas helena (Elstat), las inversiones privadas están estancadas.
El Estado, a su vez, está manteniendo las inversiones públicas por debajo de los objetivos presupuestarios para así poder lograr el superávit primario.
Mientras que Petrakis es optimista respecto al impacto positivo que tendrá sobre la economía el hecho de no bajar nuevamente las pensiones, no lo es cuando piensa en el superávit primario.
"Si se revoca el tijeretazo de las pensiones tengo miedo de que sea difícil alcanzar el objetivo del 3,5 % del PIB. Y en este caso, el Gobierno deberá adoptar nuevas medidas de austeridad", sostiene.
Precisamente el temor a que, apenas abandonado el rescate, Grecia pueda sufrir un nuevo descarrilamiento presupuestario, hace que los acreedores vean con reservas esta decisión.
El Gobierno, por su parte, que siempre rechazó la necesidad de esta medida, argumenta que la evolución de las arcas de la Seguridad Social en 2018 demuestra que no hay riesgo de descarrilamiento.
Prueba de ello, dice el Ministerio de Trabajo, es que en lugar del déficit de 700 millones de euros calculado en 2017 para este 2018, los datos demuestran que habrá un superávit de entre 1.200 y 1.500 millones.
A pesar de los sucesivos tijeretazos que llevaron a que los jubilados perdieran el 40 % de su poder adquisitivo, en los ocho años de crisis las pensiones se habían convertido en el sustento de muchos hogares.
En un país vapuleado por índices de desempleo que en sus peores momentos rozaron el 28 %, el jubilado se convirtió en la única fuente de ingresos de muchos hogares.
Según los datos del Ministerio de Trabajo, la pensión media se sitúa actualmente en 722 euros mensuales brutos (894 euros para los que cobran un suplemento de pensión).
"La mayoría de los puestos de trabajo creados en los últimos años son a tiempo parcial, con salarios por debajo del mínimo interprofesional. Por eso las pensiones siguen siendo para muchas familias la fuente principal de ingresos", señala Jristos Gulas, director del Instituto de Trabajo (INE) del sindicato del sector privado, GSEE.
Para Tsipras revocar esta medida se puede convertir en una cuestión de supervivencia política, con un año electoral en puertas, y ante una población desencantada de su gestión bajo el corsé del rescate.

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