jueves, 15 de noviembre de 2018

Las ayudas a las multinacionales españolas / Primo González *

La Justicia europea ha determinado que las bonificaciones fiscales que se anotan las empresas españolas por algunas de sus inversiones en exterior, en concreto en lo que atañe a la tenencia de participaciones por encima del 5% del capital y con vocación de estabilidad. 

La decisión de los tribunales europeos pone de momento punto y aparte a un litigio que viene de largo y que en algunos momentos se ha cuantificado en torno a los 8.000 millones de euros como impacto potencial para las empresas españolas que cuentan con este tipo de bonificaciones.

No parece que la decisión, que probablemente siga circulando por los tribunales durante algún tiempo más porque es recurrible, vaya a tener un impacto apreciable en las empresas españolas, más allá de algún caso de escasa cuantía y poco representativo. 

Es un hecho que la presencia de empresas españolas en otros mercados internacionales se ha convertido en uno de los motores del crecimiento de las multinacionales de nuestro país, aunque las cifras que se manejan no parecen susceptibles de frenar esta expansión exterior. 

Los beneficios obtenidos por la mayor parte de las empresas españolas en otras latitudes han sido la motivación principal de estas inversiones, que en media anual superan los 35.000 millones de euros.

Es el atractivo propio de tales inversiones lo que ha generado el interés expansionista de las grandes empresas españolas más que la bonificación fiscal que los últimos Gobiernos españoles le han  dedicado a este tipo de operaciones. En todo caso, y aunque el balance global es positivo, también se contabilizan algunos fracasos empresariales.

Otro de los problemas a los que se han enfrentado las empresas españolas en sus aventuras exteriores, sobre todo en los mercados latinoamericanos, ha sido el riesgo político o el de tipo de cambio. 

Algunas economías, entre ellas de forma notoria Venezuela y en menor medida Argentina, han afrontado -y todavía  conservan, en el caso venezolano- importantes crisis económicas, que se han traducido en fuertes depreciaciones del valor de las inversiones e incluso la prohibición de repatriación de los beneficios.

No todo ha sido un camino de rosas en las inversiones españolas en el exterior, aunque por fortuna han sido más numerosos los éxitos que los fracasos, entre otras cosas porque las empresas, en especial las de tamaño grande y algunas de tipo medio, han realizado sus implantaciones en el exterior bajo  una estrategia de diversificación, multiplicando su presencia en diversos países de áreas económicas muy diferentes.  

La presencia de empresas españolas en el exterior no solo se ha centrado en Latinoamérica, zona de indudable atractivo para el sector empresarial español, sino que ha ampliado el foco hacia otros mercados de zonas económicas desarrolladas, lo que ha permitido reducir el nivel de riesgo.

Esta diversificación es la que ha facilitado un balance global altamente positivo para la mayor parte de las empresas españolas que se han embarcado en aventuras internacionales. La existencia de bonificaciones fiscales no  ha sido en ningún caso una motivación excluyente o única, ya que por lo general justifica su existencia en el hecho de que suprime o compensa  cargas fiscales duplicadas. 

Es probable que esta modalidad fiscal sea sometida a un análisis más profundo por los tribunales y que el veredicto final esté aún por llegar.


(*) Periodista y economista español


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