SÍDNEY.- Las últimas áreas silvestres del mundo
están desapareciendo rápidamente, por lo que son sumamente necesarios
objetivos de conservación internacionales explícitos.
Una investigación internacional liderada por la Universidad de Queensland
(UQ), en Australia, recientemente hizo un mapeo de los ecosistemas
oceánicos intactos, complementando un proyecto de 2016 que traza el
resto de la superficie terrestre.
El
profesor James Watson, de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del
Medio Ambiente de UQ, dice que los dos estudios proporcionaron la
primera imagen global de lo poco que quedaba de la vida silvestre, y se
mostró alarmado por los resultados.
"Hace un siglo, solo el 15 por ciento de la superficie de la Tierra era utilizada por los humanos para cultivar y criar ganado --explica--. Hoy en día, más del 77 por ciento
de la tierra, excluyendo la Antártida, y el 87 por ciento del océano ha
sido modificado por los efectos directos de las actividades humanas".
"Puede ser difícil de creer, pero entre 1993 y 2009, un área de tierras silvestres terrestres más grande que India, una asombrosa cifra de 3,3 millones de kilómetros cuadrados, se perdió
debido a los asentamientos humanos, la agricultura, la minería y otras
presiones. Y en el océano, las únicas regiones que están libres de pesca
industrial, contaminación y transporte marítimo están casi
completamente confinadas a las regiones polares", dice.
El
científico James R. Allan, investigador postdoctoral de UQ, señala que
la naturaleza restante del mundo solo podría protegerse si su
importancia se reconoce en la política internacional.
"Algunas áreas silvestres están protegidas por la legislación nacional,
pero en la mayoría de las naciones, estas áreas no están formalmente
definidas, mapeadas o protegidas --lamenta--. No hay nada que obligue a
las naciones, la industria, la sociedad o las comunidades a rendir
cuentas de la conservación a largo plazo".
Y reclama: "Necesitamos el establecimiento inmediato de objetivos audaces para la vida silvestre,
específicamente aquellos destinados a conservar la biodiversidad,
evitar el peligroso cambio climático y lograr un desarrollo sostenible".
Los investigadores insisten en que la política global debe traducirse
en acción local.
"Una intervención obvia que estas naciones pueden priorizar es establecer áreas protegidas
de manera que se desaceleren los impactos de la actividad industrial en
el paisaje terrestre o paisaje marino más grande --propone el profesor
Watson--. Pero también debemos detener el desarrollo industrial para
proteger los medios de vida de los indígenas, crear mecanismos que
permitan al sector privado proteger la vida silvestre e impulsar la
expansión de las organizaciones regionales de gestión de la pesca.
"Ya
hemos perdido mucho, así que debemos aprovechar esta oportunidad para
asegurar el último paisaje salvaje que queda antes de que desaparezca
para siempre", concluye este investigador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario