BRUSELAS.- El gobierno italiano
pidió a la Unión Europea una mayor flexibilidad presupuestaria, alegando
circunstancias "excepcionales", un argumento que poco convence a la
Comisión Europea, irritada con la política antiausteridad de Roma.
Italia
pidió que se tomen en cuenta los "gastos excepcionales" vinculados al
derrumbe del puente Morandi de Génova y a los fenómenos climáticos así
como a las dificultades sociales generadas por la crisis y la pobreza
entre las razones por las que rechazó modificar su plan de presupuesto
para el 2019.
Bruselas ya había rechazado el 23 de octubre el proyecto
italiano de presupuesto y pidió corregirlo antes del martes a
medianoche, pero Roma decidió mantener su previsión de un déficit del
2,4% del PIB para el año próximo.
En una carta dirigida a la
Comisión Europea, el ministro de Economía, Giovanni Tria, precisa que el
2,4% representa un "límite infranqueable".
También explica que
los presupuestos de los tres próximos años se verán afectados por gastos
equivalentes al 0,2% del PIB a causa de la ola de mal tiempo, con
derrumbes y aluviones en toda península durante los meses de octubre y
noviembre y por el dramático derrumbe del puente Morandi, que afecta a
uno de los puertos más importantes del país.
"Para ese objetivo la
ley de finanzas dedica mil millones de euros en 2019, específicamente
para la seguridad y el mantenimiento de las infraestructuras de la red
viaria, incluyendo viaductos, puentes y túneles", explica Tria.
Las tormentas a fines de
octubre, con ráfagas de vientos a más de 100 kilómetros por hora y
verdaderos diluvios causaron una treintena de muertos.
A ello se
añadió la tragedia en agosto del viaducto de Génova (43 muertos), y que
obligó también a lanzar un "plan extraordinario de mantenimiento" para
garantizar la seguridad de toda la red vial.
El ministro considera que con su plan se reactiva el
crecimiento de la tercera economía de la zona euro y se intenta corregir
la "ralentización" de la economía observada en estos últimos meses.
En
su misiva, Tria asegura que es "prioritario y urgente" intervenir
"sobre las situaciones de malestar y pobreza" de manera de "aumentar el
grado de inclusión y sostenibilidad social", recalcó.
Roma quiere
lanzar una renta básica ciudadana de 780 euros para ayudar a las
personas más pobres a y a su reinserción en el mercado de trabajo.
Los
argumentos de Italia fueron criticados por el ministro holandés de
Finanzas, Wopke Hoekstra, quien considera "sorprendente y decepcionante"
que Italia no modifique sus presupuestos cuando sus cuentas públicas
están en tan mal estado, dijo.
Para reducir su deuda el gobierno
decidió privatizar una pequeña parte del patrimonio público. Gracias a
ello, Roma espera reducir su deuda del 131,2% del PIB en 2017 a 126% en
2021.
Es poco probable sin embargo que los mercados y la Comisión,
que ya acordó 30.000 millones de "flexibilidad" entre 2015 y 2018, sean
sensibles a estos argumentos.
Según
la Comisión, las medidas previstas en el presupuesto pueden llevar el
déficit al 2,9% el próximo año y a 3,1% en 2020. Además, prevé un
crecimiento para Italia de solamente el 1,2%, cuando Roma espera un
1,5%.
Al negarse a cambiar su
plan de presupuesto, Roma está expuesta a la apertura de un
"procedimiento de déficit excesivo", que puede generar multas
financieras correspondientes al 0,2% de su PIB (alrededor de 3.400
millones de euros).
Sin embargo, varios expertos y economistas
dudan de que tales sanciones "lleven al gobierno a cambiar sus planes",
sobre todo porque el procedimiento parece largo.
"Será el mercado el que determinará si el gobierno va a poder cumplir sus promesas", adelantaron.
Después
de mostrar signos de nerviosismo en la mañana, la Bolsa de Milán
registró una perdida limitada del 0,78%, mientras que la prima de riesgo
(spread) --la diferencia entre los tipos de interés alemán e italiano--
alcanzó a media jornada 309 puntos de base, contra 304 al cierre el
martes por la noche.
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