PARÍS.- Asediado por la agudización de la crisis del movimiento
de los "chalecos amarillos", el Gobierno francés inició hoy una intensa
ronda de consultas con responsables de partidos con representación en el
Parlamento, en un intento por frenar el descontento popular y evitar
nuevos incidentes violentos.
Desde las 08.30 hora
local (07.30 GMT) hasta las 21.00 (20.00 GMT), el Palacio de Matignon,
residencia oficial del primer ministro, Édouard Philippe, es escenario
de un trajín inusitado, que precede a un debate el miércoles en la
Asamblea Nacional y el jueves en el Senado.
El desencadenante es la protesta que en su origen
motivó el alza de las tasas del carburante y que este pasado sábado, el
tercero consecutivo, reunió a 136.000 personas en diferentes puntos de
Francia.
Aunque no llegaron a las 166.000 del día 24
o a las 282.000 del 17, las escenas de guerrilla urbana registradas en
París, donde la alcaldía evalúa las pérdidas en entre tres y cuatro
millones de euros, han llevado al Ejecutivo a acelerar sus iniciativas
para dar un giro a la situación.
Gran parte de los
responsables de la oposición pidió hoy como medida inmediata al jefe de
Gobierno una moratoria en la subida del impuesto a los combustibles.
"Es la única manera de que esta discusión sea creíble", indicó el
primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, quien
reclamó igualmente "un cambio de rumbo y de método" para que el debate
anunciado pueda tener lugar "en buenas condiciones y permitir que se
puedan encontrar lugares de mediación".
Para Laurent
Wauquiez, líder del mayor partido de la oposición, el conservador Los
Republicanos, el debate en sí ya no basta para calmar los ánimos y son
necesarias medidas concretas.
"No tenemos la
impresión de que (las autoridades) sean conscientes de la rabia" de la
población, lamentó a la salida de su encuentro con Philippe.
La presidenta de la ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le
Pen, exigió soluciones "importantes e inmediatas", mientras que el
dirigente de la centrista Unión de los Demócratas e Independientes
(UDI), Jean-Christophe Lagarde, advirtió de que, si no hay gestos
simbólicos, la situación "va a explotar".
El sábado
pasado, la manifestación se saldó con 682 detenciones en toda Francia
(412 en París) y 263 heridos, entre ellos 5 graves y 81 miembros de las
fuerzas del orden, además de decenas de coches incendiados y daños en el
material urbano.
Matignon anunció este lunes que
habrá nuevas medidas para minimizar la crisis, en la que se ha llegado a
pedir la dimisión del presidente francés, Emmanuel Macron, o la
disolución de la Asamblea Nacional.
Pero, de
momento, los "chalecos amarillos", pese a la violencia registrada
durante sus protestas, parecen haber ganado la batalla entre la opinión
pública, pues el 72 % de los franceses les apoya, según un sondeo de
Harris Interactive efectuado ayer y difundido hoy.
En las redes sociales se ha convocado ya una nueva jornada de protesta
para el próximo sábado, aunque los disturbios registrados han comenzado a
dividir a un movimiento de por sí heterogéneo y sin portavoces
oficiales.
En una columna publicada este domingo en
"Le Journal du Dimanche", un grupo de autoproclamados representantes de
esos "chalecos amarillos" se mostró contrario a toda radicalización y
partidario del diálogo con el Ejecutivo, previsto para este martes, pero
bajo el riesgo de ser anulado.
Entre tanto,
continúan los bloqueos en rotondas, autopistas, carreteras y accesos a
complejos petroleros en diversos puntos del país.
La
actividad económica se está resintiendo en Francia como consecuencia de
las protestas de los "chalecos amarillos" desde hace más de dos
semanas, con caídas en particular en los servicios, pero también en la
industria y un impacto que el Gobierno calificó hoy de "severo".
El ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, dijo a la
prensa que se han constatado caídas "del orden del 15 al 25 %, según los
sectores".
El descenso para los grandes grupos de
distribución es del 15 al 25 %, para el pequeño comercio del 20 al 40 %,
para los mercados mayoristas del 15 % y para los restaurantes "al menos
del 20 al 50 %".
Las empresas francesas de
transporte de mercancía en carretera denunciaron, por su lado, pérdidas
de explotación de 400 millones de euros desde hace casi tres semanas,
debido a esas acciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario