NUEVA YORK.- Tras
un 2017 de récord, la volatilidad regresó a Wall Street en 2018, debido
a las subidas de las tasas de interés, el temor a un estancamiento
económico mundial y la incertidumbre generada por las decisiones del
presidente estadounidense Donald Trump.
"En
esta misma época el año pasado hablábamos de un 2017 'desenfrenado'",
recuerda Scott Wren, analista del banco Wells Fargo. "El contraste es
sorprendente este año".
Tras
el cierre del lunes, los tres principales índices de Wall Street, Dow
Jones, Nasdaq y S&P 500, perdieron respectivamente 5,6%, 3,9% y un
6,2% en el conjunto del año, su peor resultado desde 2008.
El año pasado se habían disparado en un 25,1%, un 28,2% y un 19,4%.
Los
daños no fueron más graves gracias a los excelentes resultados de las
empresas, cuyos beneficios aumentaron en un 20,3% durante 2018, según
previsiones de la compañía Factset, algo inédito desde 2010.
Pero
las perspectivas de un estancamiento de esos beneficios en 2019, junto
con las señales de ralentización del crecimiento mundial en un periodo
de alza de las tasas estadounidenses, provocaron un frenazo en Wall
Street.
Esa
situación también influyó en la caída de los índices mundiales en 2018.
El FTSE-100 londinense cerró el año cediendo un 12,5%, el CAC 40
parisino cayó en un 11% y el Dax de Fráncfort perdió un 18,3%.
Y en las bolsas asiáticas, Hong Kong retrocedió un 13,6%, Shanghái un 24,6%, y Shenzhen un 33,2%.
Los
primeros sobresaltos llegaron en febrero. Los inversores temían
entonces que el nivel de los salarios estadounidenses provocara un
fuerte aumento de la inflación y, por tanto, un mayor ritmo en la subida
de las tasas de interés del banco central (Fed).
La
institución dirigida por Jerome Powell emprendió en 2015 una política
de restricción monetaria, que cerrará poco a poco el acceso a los
créditos baratos de los que se beneficiaron ampliamente los inversores y
los ciudadanos durante la crisis, creando la sensación de que se acaba
una edad de oro en la comunidad financiera. Las tasas aumentaron cuatro
veces en un cuarto de punto en 2018.
Los
meses siguientes tranquilizaron a los inversores gracias, sobre todo, a
los resultados empresariales, que permitieron un regreso de Wall Street
a los récords históricos entre junio y septiembre.
Sin
embargo, la euforia se esfumó rápidamente cuando Powell anunció en
octubre que la Fed estudiaba acelerar la subida de sus tasas de interés.
Los
valores tecnológicos, que dependen en gran medida de la buena salud
económica estadounidense y mundial, sufrieron las consecuencias del
anuncio: Apple, que perdió un 6,7% durante el año, cedió un 32% desde
inicios de octubre, y Alphabet, la empresa matriz de Google, cayó en un
0,8% y un 14,5% en los mismos periodos.
Al
término de este año complicado, el Dow Jones y el S&P 500,
registraron su peor mes desde febrero de 2009, renovando la fuerte
volatilidad que había desaparecido del radar.
Los
temores provocados por la restricción monetaria llegaron hasta la Casa
Blanca. Trump ha multiplicado en Twitter los ataques contra el
presidente de la Fed, al que él mismo nombró a finales de 2017.
Pero
los resultados en Wall Street no se deben únicamente a las medidas del
Banco Central. "La guerra comercial iniciada por el presidente y sus
ataques contra la Fed son el principal problema que sufren los
mercados", asegura Ian Shepherdson, analista para Pantheon Macro.
Y
bien es cierto que los aranceles impuestos al acero, el aluminio y una
amplia gama de productos chinos, y las medidas similares tomadas por
Pekín en represalia, originaron caídas en los mercados.
Trump,
que menciona a menudo a Wall Street como ejemplo del éxito de su
política, ha evitado el tema en las últimas semanas. Pero, pese a la
caída de los valores, el presidente puede jactarse de haber contribuido a
las fuertes subidas del Dow Jones y el Nasdaq (+20,5% y 21,1%,
respectivamente) desde la fecha de su elección, el 8 de noviembre de
2016.
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