Desde un síndrome complejo de distonía política con el conjunto de
Estados árabes del Golfo del Petróleo y la caída del precio del barril,
Qatar ha decidido abandonar la OPEP, con efectos al primero de enero
próximo.
Dos habrían sido, por tanto, los factores determinantes del
Gobierno de Doha, junto al desacuerdo regional con el grupo de los
componentes árabes de la OPEP, el descenso crítico del precio del
barril, en un corto plazo, de los 80 dólares a los 50.
Pero ha sido lo
primero, el desacuerdo sobre la guerra del Yemen: conflicto en el que el
control iraní sobre el chiísmo de los rebeldes Hutíes chocó desde el
primer momento con la debida sintonía del Gobierno de Doha al bloque
suní de sus colegas en el sindicato petrolero.
También ha mediado en la decisión qatarí el hecho de que el
hidrocarburo principal de su exportación de hidrocarburos no sea el
crudo de petróleo, sino el gas licuado, producto del que es el primer
productor mundial.
Hay son opiniones que advierten la posibilidad de que
los consensos sobre el cambio climático primen el gas sobre el petróleo
como contaminante de menor impacto ambiental que los otros derivados
del petróleo.
(*) Periodista español
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