LISBOA.- El
presidente chino, Xi Jinping, llegó a Portugal este martes para
reforzar los lazos económicos impulsados por Pekín a raíz de la crisis
financiera que golpeó al país luso, donde el capital que llega desde
China juega un papel importante.
"La
relación entre China y Portugal entra en su mejor periodo histórico
(...) Tenemos que desarrollar los proyectos existentes y aumentar
nuestros intercambios comerciales", declaró el jefe del Estado chino
tras reunirse con su homólogo Marcelo Rebelo de Sousa.
Este
viaje oficial, de dos días, concluirá el miércoles con un encuentro con
el primer ministro, Antonio Costa, y la firma de varios acuerdos
bilaterales.
Uno
de estos acuerdos será sobre la integración del puerto de Sines
(suroeste) en las "Nuevas Rutas de la Seda", el conjunto de proyectos de
infraestructuras que en principio desarrollarán las relaciones
comerciales de China en Asia, Europa y África, anunció Costa.
El
proyecto causa división entre los europeos. Algunos se unieron, como
Grecia y varios países de Europa del Este, mientras que otros temen que
el régimen comunista extienda su influencia hacia el oeste.
"Si
Portugal se suma a la iniciativa, será el primer país de Europa del
oeste en hacerlo", apuntaba este martes en su editorial el director del
Jornal de Negocios, André Verissimo.
A
instancias de Francia y Alemania, los países de la UE debatieron la
semana pasada sobre un marco de control de las inversiones extranjeras,
principalmente chinas.
"Nunca
fuimos muy favorables. Afortunadamente, la versión final de este
acuerdo no prevé ningún derecho de veto", había admitido Antonio Costa.
"En
Portugal, no estamos preocupados por el origen de la inversión
extranjera", agregó, advirtiendo que "la Unión Europea no debe tomar la
vía del proteccionismo para regular la mundialización".
Golpeado
de lleno por la crisis de la deuda de la zona euro, Portugal obtuvo en
2011 de parte de la UE y del FMI un préstamo de 78.000 millones de
euros, que conllevó severas medidas de austeridad presupuestaria y un
amplio programa de privatizaciones que abrió la puerta a las primeras
inversiones llegadas desde China.
Desde
entonces, el país recibió unos 6.000 millones de euros en capital
chino, que hoy domina la mayor empresa portuguesa de activos, el grupo
eléctrico Energias de Portugal (EDP), el primer banco privado del país,
BCP; la primera aseguradora, Fidelidade, o la gestora de la red
eléctrica, REN.
Para
esas empresas, "China fue un acreedor de último recurso", explica Yu Jie, investigadora en el centro de reflexión londinense Chatham
House.
"Hay
que analizar las inversiones chinas en Europa con detenimiento. Algunas
son estratégicas y otras se deben simplemente a una búsqueda de
rentabilidad", matiza sin embargo esta especialista en las relaciones
entre China y la UE.
Entre
Pekín y Lisboa, el dossier más sensible es el de la OPA lanzada por el
grupo estatal China Three Gorges a EDP, de la que ya es el principal
accionista.
La
operación, lanzada en mayo y valorada en unos 9.000 millones de euros,
fue bien acogida por el gobierno portugués, pero podría toparse con los
obstáculos interpuestos por los reguladores de la quincena de países en
las que EDP está presente, incluido Estados Unidos.
Un
tema que seguramente se tratará en la visita del presidente chino,
aunque no se espera ningún anuncio "especial", afirmó el
presidente de EDP, Antonio Mexia, quien aseguró que las solicitudes de
autorización "avanzan con normalidad y según el calendario previsto".
Según
el presidente de la agencia de promoción de la inversión y de
exportaciones (Aicep), Luis Castro Henriques, el capital chino dio "muy
buenos resultados", por lo que ahora desean "atraer inversiones
industriales a gran escala, en los sectores automovilístico y
agroalimentario".
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