RIAD.- Las seis petromonarquías
árabes del Golfo iniciaron este domingo una cumbre anual en Riad en un
contexto marcado por una multiplicación de crisis, como el divorcio
diplomático con Qatar, la guerra en Yemen o el caso Khashoggi.
El
emir de Qatar, jeque Tamin Ben Hamad Al Thani, no confirmó su presencia
en este Consejo de cooperación del Golfo (CCG), a pesar de haber sido
invitado oficialmente. Qatar está representado por el número dos de su
diplomacia, el ministro de Relaciones Exteriores, Sultán al Merriji,
según un portavoz oficial en Doha.
Qatar, pequeño y riquísimo Estado, sigue marginado por sus
poderosos vecinos, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes, que lo acusan
de apoyar a grupos islamistas radicales y de estrechar sus vínculos con
Irán.
Baréin, otro miembro del CCG, y Egipto también participan en el embargo contra Qatar.
A
pesar de la ausencia del emir qatarí, el rey Salmán de Arabia Saudita
defendió en un breve discurso inaugural la necesidad de "preservar la
entidad que es" el CCG.
Acusó a Irán de "continuar entrometiéndose
en los países de la región".
"Esto nos empuja a preservar las garantías
de nuestros países y a defender en colaboración con nuestros socios la
seguridad y la estabilidad en el Golfo", añadió.
Por su parte, el
emir de Kuwait, jeque Sabah al Ahmed al Sabah, que intentó una mediación
entre Qatar y sus vecinos, llamó a frenar esta crisis, la más grave de
la historia del CCG.
Pidió "poner fin a las campañas de prensa que
sembraron la discordia [entre los pueblos de la región] para preparar
el terreno a una reconciliación".
En junio de 2017, Arabia
Saudita, Emiratos, Baréin y Egipto, rompieron sus vínculos diplomáticos,
pero también económicos y sociales, con Qatar, que anunció
recientemente que abandonará en enero la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP).
El CCG también cuenta como miembros con Omán y Kuwait, que no participaron en el embargo a Qatar.
Esta
alianza regional, surgida en 1981 para hacer frente al régimen iraní de
los ayatolás, ha visto cuestionada su pertinencia durante los últimos
años.
Al término de la sesión plenaria, los participantes en la
cumbre deben continuar sus conversaciones a puertas cerradas antes de
publicar un comunicado final por la noche.
El
rey Salmán defendió igualmente la intervención de su país en Yemen
desde 2015 y deseó una "solución política" en este país, así como en
Siria.
La cumbre del CCG se celebra la misma semana en la que
empezaron las negociaciones de paz en Suecia entre los actores en
conflicto en Yemen.
Arabia Saudita y Emiratos
Árabes Unidos están implicados directamente en esta devastadora guerra,
al liderar la coalición árabe que apoya a las fuerzas
progubernamentales en el conflicto contra los rebeldes hutíes chiitas,
aliados de Irán.
Estas negociaciones de paz no se hubieran
celebrado si Riad no hubiera pedido al gobierno yemení, reconocido por
la comunidad internacional, de que aceptara participar en ellas.
La crisis humanitaria en Yemen, considerada por la ONU
como la peor en el mundo actualmente, forzó a las grandes potencias a
acelerar la resolución del conflicto.
Arabia Saudita también sigue
recibiendo críticas por la muerte del periodista Jamal Khashoggi,
asesinado en el consulado de su país en Estambul a principios de
octubre.
Qatar se benefició indirectamente de las críticas y las
presiones hacia Riad por la parte de numerosos representantes
estadounidenses que no comparten la posición del presidente Donald
Trump, que consiste en desvincular al príncipe heredero saudita, Mohamed
bin Salmán, de ese asesinato de Khashoggi.
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