PUERTO MONTT.- Frutas frescas a pie de huerto,
cosechadas por uno mismo y con la garantía de una agricultura sostenible
es la oferta que propone un huerto "interactivo" que en el sur de Chile
ha generado una nueva corriente de consumo que hace partícipe al
cliente desde la tierra a la mesa.
"Están muy
frescas, las puedes ver, tomar tú mismo y probarlas", afirmó una pareja
en mitad de un campo de fresas mientras portaban cestos de mimbre,
cargados de las frutas más rojas que encontraron y que más tarde se
llevarán a su casa.
En una mañana extrañamente despejada de nube y sin la
habitual lluvia que riega la sureña región de Los Lagos en Chile, los
clientes llegan por goteo al huerto de Lucy Albizu, quien administra el
lugar, que según indicó recibió la visita de "más de 138 familias" el
fin de semana previo.
Una zona a la que se llega por
una carretera sin asfaltar en la comuna de Río Negro y, a pesar de las
indicaciones que se facilitan en las redes sociales, los visitantes que
llegaron, explican que llamaron a "Lucy" para que les diera algunas
indicaciones.
La zona en la que se encuentra el
huerto, a 90 kilómetros de Puerto Montt, la capital de la región, invita
a la desconexión total por su entorno y por la mala conexión a la red
móvil.
"La gente quiere saber de dónde salen las
cosas que estamos consumiendo, por eso decidimos abrir el camino para
que el cliente venga y vea cómo se hace", explicó Albizu, quien
junto a su marido Moisés Arimendi creó esta iniciativa hace ocho años.
Los interesados en cosechar sus propias hortalizas o frutas pueden
acercarse a este apartado lugar todos los días, por la mañana o la
tarde.
Las jornadas más concurridas, según relata el
matrimonio, son los fines de semana, cuando un mayor número de familias
vienen desde las ciudades de Puerto Varas (a 70 kilómetros) y Puerto
Montt, con los más pequeños, "aquellos que creen que las verduras nacen
de los estantes del supermercado", afirmó Albizu.
La
entrada al huerto es libre, quienes llegan pueden estacionar su coche en
el exterior, tomar una o varias cestas de mimbre y se pasean por los
invernaderos, que tienen tomates, pepinos, lechugas, o salir a campo
abierto a cosechar sus propias fresas, el producto estrella del huerto.
Después de seleccionar los alimentos, los pesan y los visitantes se lo
llevan a un precio bastante inferior a los que se pueden ver en los
supermercados de Santiago.
Este matrimonio, que se
crío en la región y más tarde se estableció en la ciudad, decidió
regresar a sus orígenes por sus hijos, ahora de 16 y 8 años.
"Queríamos dar alimentos sanos a nuestros niños", explicó Albizu quien
reconoció que la idea de crear un huerto nació para cosechar sus propias
verduras de forma "natural y sin agroquímicos".
Más
tarde, empezaron a vender en la carretera sus productos hasta que
Arimendi, con formación como técnico agrícola, propuso a su mujer
invitar a otras personas a cosechar, inspirado "en algunos países de
Europa", que habían instaurado este sistema.
Albizu
confesó que su primera impresión fue pensar que todos llegarían al campo
para llevarse la fruta sin pagar, pero más adelante vio el potencial de
la propuesta de su marido.
Las dos cosas que atraen a
la gente a este lugar, es "tomar la fruta directamente de la mata",
según afirmó la creadora de este proyecto, pero también escapar del
tráfico.
"La gente que viene al huerto son de ciudad,
gente que está en una oficina, que está estresada y quiere conectarse
con la naturaleza", afirmó Arimendi.
"Además hay
muchos que vienen por terapia, recomendada por doctores, para hacer
cosas de campo y desconectarse de su trabajo y del estrés", agregó.
Este matrimonio, que inició su proyecto comprando tres hectáreas, ahora
alquiló siete más y da empleo a ocho familias de la zona.
En estos momento, el huerto envía a las casas un 40% de la producción y un 60% es recolectado por los visitantes.
Y es una de las 1.200 familias campesinas que según el Instituto de
Desarrollo Agropecuario (INDAP) ofrecen este tipo de experiencias en
todo Chile.
En la región de Los Lagos en el sur del
país es una área dedicada especialmente a la ganadería lechera y la
carne, pero Albizu reconoce que el progresivo cambio de clima está
favoreciendo el cultivo de frutales.
"Con el cambio climático, el aumento de la lluvia en la región es muy favorable para nuestra cosecha", afirmó Albizu.
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