KATOWICE.- Las conversaciones sobre el cambio climático en Polonia mostraron los
límites de la diplomacia internacional para frenar el calentamiento
global en un mundo dividido, al trasladar la responsabilidad de detener
el aumento de las temperaturas a gobiernos individuales, ciudades y
comunidades.
Cerca de 200 países en las conversaciones de Naciones Unidas salvaron
el sábado el histórico Acuerdo de París sobre el clima de su
desaparición al acordar un paquete de guías para su implementación, en
Katowice, en la región minera de Silesia.
Sin embargo, los
gobiernos aplazaron el establecimiento de normas sobre créditos de
carbono -un estímulo para las empresas- y no hubo un compromiso firme
para fortalecer los objetivos de reducción de emisiones de los países
para 2020, cuando el acuerdo entre en vigencia.
Así las cosas,
las partes están lejos del objetivo del acuerdo de París de mantener el
calentamiento global bajo los 2 grados centígrados, por no hablar del
límite de 1,5 grados, necesario para evitar un clima más extremo, el
aumento del nivel del mar y la pérdida de especies.
La
Organización Meteorológica Mundial de Naciones Unidas ha dicho que las
temperaturas se encaminan a subir entre 3 y 5 grados este siglo.
El
Acuerdo de París se basa en compromisos individuales de emisiones y las
expectativas de que las conversaciones polacas produjeran algo más que
reglas sobre cómo se medirían siempre fueron bajas: la unidad conseguida
en París fue dinamitada por una ola de gobiernos que dieron
preeminencia a las agendas nacionales sobre la acción colectiva.
Solo
un puñado de jefes de Estado y de gobierno se presentó en Katowice y el
secretario general de la ONU tuvo que volver a la reunión para instar a
un avance.
“Falta
voluntad política”, dijo Alden Meyer, director de la Unión de
Científicos Preocupados, un grupo de defensa de la ciencia sin fines de
lucro, cuando la conferencia peligraba y su final se retrasó más de 24
horas por disputas de última hora sobre partes del texto.
“Pero
proporciona referencias para que los gobiernos, las ciudades, las
empresas, la sociedad civil y otros puedan hacer el trabajo y lograr
(los objetivos del Acuerdo de París)”, agregó.
Para el presidente
de la conferencia, Michal Kurtyka, fue un trabajo bien hecho. “Misión
cumplida”, escribió en Twitter. “Nuestros hijos recordarán nuestro
legado y reconocerán que tomamos decisiones correctas en momentos
importantes como el que enfrentamos hoy”.
Para los países que
están sufriendo el cambio climático, el acuerdo, que no dejó en claro
cómo se cumpliría la promesa de financiamiento, el resultado fue apenas
mejor que nada.
Simon Stiell, ministro de Medio Ambiente de
Granada, dijo que “apenas está arañando la superficie de lo
que realmente necesitamos”.
Estados Unidos, que se retiró del
proceso de la ONU a instancias del presidente Donald Trump, organizó un
evento para promocionar los beneficios de quemar combustibles fósiles de
manera más eficiente, incluido el carbón, mientras que en casa, Trump
ha calificado el acuerdo de París como “ridículo”.
Un informe
científico solicitado por los signatarios del acuerdo París dijo que la
proporción de energía producida con carbón tendría que reducirse a menos
del 2 por ciento para 2050, junto con grandes recortes de otros
combustibles fósiles para evitar que las temperaturas suban más de 1,5
grados y causen inundaciones devastadoras, tormentas, oleaje y sequía.
Estados
Unidos, al igual que otros grandes productores de petróleo, como Arabia
Saudita, Rusia y Kuwait, se negaron a “acoger” el informe, un término
que significa que los países se enfocarán en sus hallazgos.
El
comunicado final simplemente agradeció la conclusión oportuna del texto e
invitó a las partes a hacer uso de la información que contenía.
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