BRUSELAS.- "No necesitamos crear otra Europa", responde el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno,
a los cantos de sirena populistas que prometen desmantelar o jibarizar
la Unión Europea, el club que ha facilitado 60 años de prosperidad en el
Viejo Continente.
Nacido en el lado portugués de la raya del Guadiana
(Vila Real de Santo Antonio, 52 años), este profesor del Algarve cambió
en 2015 la cátedra por la cartera de Finanzas de un Portugal en crisis. Y
ha acabado pilotando una de las reformas más profundas de la Unión
Monetaria en sus 20 años de historia.
Las alturas institucionales
(recibe a El País en la planta noble de uno de los edificios del Consejo
Europeo) no le han contagiado la pasión por la austeridad que ha
dominado durante años al Eurogrupo. "Europa en lo que tiene déficit es
en la lucha contra la desigualdad", aseguraba este viernes antes de
asistir a la última cumbre de la zona euro del año en Bruselas.
Pregunta. La reforma del euro aspira a que la
próxima crisis no amenace de nuevo la supervivencia de la moneda única.
¿Está la zona euro preparada para otra recesión?
Respuesta. No sabemos ni cómo ni cuándo vendrá la
próxima crisis. Pero ahora estamos en una situación muy distinta gracias
a lo que hemos hecho en los últimos años para proteger nuestras
economías y nuestras sociedades. Es verdad que en Europa aún hay legados
de la crisis, pero el progreso ha sido enorme. La zona euro lleva
creciendo 22 trimestres consecutivos y ha creado nueve millones de
empleos. Todo eso es consecuencia de la coordinación de las políticas en
la zona euro. Por
ese motivo también es importante concretar la discusión sobre el
presupuesto de la zona euro como factor de competitividad y convergencia.
P. Pero en la calle cunde la sensación de que el
proyecto europeo se desmorona: revueltas en Francia, ascenso del
euroescepticismo, primera salida de un socio de la UE... ¿Tienen el
Eurogrupo y la antigua troika alguna responsabilidad en ese desastre?
R. Siempre valoramos más los riesgos que las
conquistas. En Reino Unido o en Alemania la tasa de paro está al nivel
más bajo desde los años setenta. Y en 2017, por primera vez, el
crecimiento fue superior al 1,5% en todos los países de la zona euro.
Hay que lograr que los ciudadanos hagan suyos estos resultados, que en
gran parte son consecuencia de los programas de ajuste muy dolorosos, y
de las reformas, que han tenido su coste político.
P. ¿Qué se puede hacer para recuperar la confianza de los ciudadanos?
R. Hay que dar tiempo a las reformas. En economía,
los políticos son los únicos que pueden manejar la variable del tiempo. Y
cuando se vuelven impacientes, el desastre está cerca porque en la
impaciencia es donde crece el populismo. Hemos hecho reformas y tenemos
que creer en ellas. Si no, todo está perdido. Es verdad que Europa, en comparación con EE UU, tiene un déficit en la discusión sobre la desigualdad y el reparto de la renta.
Pero Europa tiene todas las condiciones para seguir adelante con su
proyecto. Es quizá una de las zonas económicas del mundo con mejores
fundamentos: estabilidad, educación, tecnología... No necesitamos crear
otra Europa.
P. ¿Hay un déficit en el combate contra la desigualdad?
R. Sí. Y en términos de debate político, diálogo y
de poner en relación las medidas que se adoptan con los resultados. En
EE UU, hasta la llegada de Trump, eso era un tema importante. En Europa
esto no se discute.
P. Con Angela Merkel de salida y Emmanuel Macron asediado por los chalecos amarillos, ¿se ha complicado la posibilidad de reforzar a la zona euro?
R. Hace un año, cuando empecé como presidente del
Eurogrupo, dije que estábamos en un buen momento: la economía iba bien y
varios países importantes iniciaban un nuevo ciclo político. El ánimo y
el estímulo para alcanzar reformas son mayores al inicio del ciclo.
Ahora viene otro ciclo con las elecciones europeas. No creo que eso vaya
a tener influencia en la discusión. Habrá que ver si la tiene en la
decisión.
P. Los países de la llamada Nueva Liga Hanseática,
liderada por Holanda, mantienen el bloqueo de importantes decisiones.
¿Cómo gestiona esa situación?
R. La prueba de que no hay bloqueo son las
conclusiones del Eurogrupo y de la cumbre del viernes, que recogen las
posturas defendidas por distintos países. Como coordinador de 19
ministros de finanzas, y a veces, 27, no puedo dejar que se creen
fuerzas de bloqueo. Hay que mantener un clima positivo y de
colaboración. Francia y Alemania son un eje esencial, pero Europa no se
reduce a esos dos países. La Liga Hanseática hace propuestas, que hemos
considerado. En el debate lo único es que no sean posiciones cerradas en
el no. Hay que ser constructivo.
P. Pero el acuerdo de la cumbre del viernes, por
imposición de la Liga Hanseática en gran parte, deja fuera la función
estabilizadora del futuro presupuesto de la zona euro, lo que merma
considerablemente su utilidad.
R. Es un tema que crea divisiones y que tendrá que
seguir discutiéndose. España está empujando para que se llegue a una
conclusión con su propuesta de seguro europeo de desempleo. Y no está
sola. En términos de presupuesto estamos más cerca de una decisión en
cuestiones de convergencia y competitividad, pero el debate sobre la
estabilización continúa.
P. El fondo de garantía de depósitos, imprescindible para completar la Unión Bancaria, también sigue atascado.
R. Sí, es verdad. Hay que seguir trabajando en eso.
De ahí la decisión de crear un grupo de trabajo de alto nivel que recoja
todos los argumentos técnicos, políticos y de mercado, a favor y en
contra, para plantear el debate de forma ordenada. Es difícil. Pero no
olvidemos que EE UU tardó casi cinco décadas en llegar a su versión
actual del fondo de garantía de depósitos.
P. ¿Qué planes tiene el Eurogrupo para calmar a los
mercados si se produce una catástrofe que algunos analistas comparan con
la caída de Lehman Brothers en caso de un Brexit duro?
R. Con Lehman Brothers todos argumentamos que no se vio venir la catástrofe.
Pero ese argumento no vale para el Brexit. Debemos estar preparados
ante un posible Brexit duro, aunque lo más importante es tomar las
decisiones necesarias para evitarlo. Está en manos de los políticos y
creo que lo vamos a conseguir. No vamos a entrar en ese escenario con
toda la convulsión que supondría para nuestros países.
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