LONDRES.- La primera ministra
británica, Theresa May, advirtió este domingo a los diputados británicos
de que si rechazan el acuerdo del Brexit en la votación parlamentaria
del martes, esto comportará "un riesgo muy real" de que el Reino Unido
siga en la UE.
Los diputados británicos se pronunciarán este
martes sobre el "Tratado de retirada" de la UE, alcanzado a mediados de
noviembre tras 17 meses de negociaciones con Bruselas, pero cuya
adopción por la Cámara de los Comunes resulta incierta debido a las
numerosas críticas que recibe la conservadora May desde su propio
partido.
El texto no satisface a los partidarios de un "Brexit"
duro, que temen que el país siga demasiado vinculado a la UE, ni a los
eurófilos que desean la celebración de un segundo referéndum.
Dos
días antes de esta votación histórica, en la que está en juego el futuro
político de May, la primera ministra advirtió de las consecuencias
negativas de un voto en contra del Parlamento, en una entrevista para el
dominical Mail On Sunday.
"Esto comportará una gran incertidumbre
para el país, con un riesgo muy real de que no se produzca el Brexit o
de abandonar la Unión Europea (UE) sin acuerdo", aseguró la primera
ministra.
Dirigiéndose a los
diputados conservadores que se oponen al acuerdo, May les planteó el
riesgo de que hayan elecciones anticipadas y de una victoria eventual de
Jeremy Corbyn, líder de los laboristas británicos, la principal fuerza
de oposición.
"Tenemos un líder de la oposición que sólo piensa en
intentar forzar la convocatoria de elecciones generales, poco le
importa el costo que esto tendría para el país", añadió May, quien
considera que la llegada al poder de Corbyn "representa un riesgo que no
nos podemos permitir".
Theresa May además conversó por teléfono con el presidente
del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció este último en Twitter, que
señaló hasta qué punto la semana próxima será "importante para el
destino del Brexit".
Ante un posible voto negativo del Parlamento,
la primera ministra ya se prepara para desplazarse de manera urgente a
Bruselas para intentar obtener las últimas concesiones, o incluso se
plantea aplazar la votación, informó el diario The Sunday Times.
"La
votación tendrá lugar el martes", garantizó el ministro del Brexit,
Stephen Barclay, que defendió el acuerdo este domingo en una entrevista a
la BBC.
"Es un buen acuerdo, es el único acuerdo", aseguró
Barclay, quien utilizó la máxima: "Lo mejor es el enemigo del bien";
para cargar contra los críticos con el acuerdo.
La inestabilidad
política por el Brexit se vio reflejada esta semana con una nueva
dimisión en el ejecutivo británico: la de Will Quince, un alto
responsable del Ministerio de Defensa.
En una carta a la primera
ministra publicada en la red Twitter, este diputado conservador criticó
los acuerdos en materia de seguridad, además de una adecuación
reglamentaria en Irlanda del Norte en el caso de que Londres y Bruselas
no lleguen a ningún acuerdo tras el periodo de transición de 21 meses,
que empezará a finales de marzo.
El Sunday Telegraph, que
evocaba nuevas dimisiones antes del martes, describía este domingo un
gobierno británico que se está "desintegrando", y hacía hipótesis sobre
posibles sucesores de May, como Boris Johnson, exministro de Exteriores
británico y partidario de un Brexit duro.
Entrevistado este
domingo por la BBC, Johnson echó los balones fuera y declaró que
"continuará actuando" a favor de su visión del Brexit,
independientemente de lo que suceda en la votación del martes.
El debate sobre el acuerdo era palpable el domingo en las
calles de Londres, donde tuvo lugar una marcha pro-Brexit dirigida por
el ultraderechista Tommy Robinson, y apoyada por el Ukip, partido
eurófobo.
"Theresa May, traidora", se podía leer en las pancartas
que enarbolaban los participantes, mientras que otra manifestación de
los opositores al Brexit tenía lugar al mismo tiempo en la capital
británica.
Los partidarios de un nuevo referéndum se reunieron en
una sala de espectáculos. "Devolvamos la esperanza al pueblo y
detengamos este terrible Brexit", declaró el diputado laborista Stephen
Doughty.
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