WASHINGTON.- La cuenta atrás para
alcanzar un acuerdo comercial comenzó. Y, por primera vez, Washington y
Pekín parecen decididos a hacerlo, dejando de lado los asuntos
diplomáticos que podrían comprometer el resultado de sus delicadas
negociaciones.
El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo el
viernes que un "gran acuerdo" podría producirse "bastante rápido", y
justificó esta urgencia por la desaceleración de la economía del gigante
asiático, presionada por los aranceles punitivos de Estados Unidos.
Estas declaraciones se produjeron justo cuando la ministra
de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, se reunió con su
homólogo estadounidense, Mike Pompeo, para discutir el caso de Meng
Whanzhou, la directora financiera del gigante chino de
telecomunicaciones Huawei, arrestada el 1 de diciembre por Canadá a
solicitud de Washington, desatando una crisis diplomática entre Ottawa y
Pekín.
La mujer, sospechosa de complicidad en el fraude para
eludir las sanciones estadounidenses contra Irán, fue puesta en libertad
bajo fianza a la espera de un procedimiento de extradición a Estados
Unidos.
Sin embargo, Trump dijo que estaba listo para intervenir
si era "necesario", especialmente si eso "es bueno" para cerrar un
acuerdo comercial con el presidente chino, Xi Jinping.
Hace solo
dos semanas, el presidente republicano y su homólogo chino decretaron
una tregua en la guerra comercial que habían estado librando durante
meses.
En términos concretos, Trump acordó retrasar en 90 días el
aumento de aranceles a 200.000 millones de dólares de productos chinos,
previsto para el 1 de enero.
Después de dudas en los mercados
financieros sobre el alcance de ese respiro, las autoridades chinas
intensificaron las medidas para apaciguar la ira de la administración
Trump, que exige a Pekín poner fin a sus prácticas comerciales
"desleales".
- "Señal" -
Además de la suspensión de la
sobrecarga aduanera impuesta a los automóviles y autopartes de Estados
Unidos y la reanudación de compras masivas de soja estadounidense, la
administración china también dijo que está dispuesta a negociar tanto en
su suelo como en el territorio estadounidense.
"Creo que Estados
Unidos y China finalmente han entrado en una fase seria de
negociaciones", dijo Edward Alden, especialista de Comercio
Internacional en el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), observando
que hubo "un progreso más sustancial en dos semanas de lo que ha habido
en dos años" de la presidencia de Trump.
El hecho de que el
anfitrión de la Casa Blanca haya elegido a Robert Lighthizer como
negociador principal es una "señal" fuerte, cree, porque es un
especialista en derecho comercial internacional con experiencia en
negociaciones difíciles.
Después de unirse a la administración de
Trump en mayo de 2017, en menos de dos años reformó con éxito el Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que une a Estados
Unidos, Canadá y México, cuyo texto enmendado fue formalmente firmado
hace quince días.
Lighthizer, de 71 años, también es conocido por
llevar a cabo con puño de hierro negociaciones complejas con Japón bajo
la administración de Ronald Reagan en la década de 1980.
Las
discusiones y los gestos de apaciguamiento no significan la firma de un
acuerdo antes del 1 de marzo, sostienen los expertos, ya que es mucho
lo que está en juego.
Trump continúa denunciando los
desequilibrios comerciales debido a prácticas comerciales "desleales",
como la transferencia forzada de tecnología de compañías estadounidenses
a cambio de acceso al mercado chino o los subsidios a empresas
estatales.
En una inusual entrevista con un medio la semana
pasada, Lighthizer destacó que detrás de sus negociaciones estaba el
mantenimiento de la superioridad tecnológica de Estados Unidos.
Alden espera en el mejor de los casos un "acuerdo parcial" con algunos compromisos de China.
Lo
desconocido es la interferencia de los asuntos diplomáticos. Además del
caso de Huawei, las autoridades estadounidenses acusan a China de
ataques cibernéticos en territorio estadounidense. Recientemente
atribuyeron el ciberataque de una base de datos del gigante hotelero
Marriott, que contiene información sobre 500 millones de clientes.
Por
ahora, los presidentes de Estados Unidos y China fingen no mezclar las
negociaciones comerciales y los conflictos diplomáticos.
¿Pero es
esta posición sostenible? En el caso de Huawei, "Estados Unidos tendrá
que decidir si apoya a Canadá", un aliado histórico, observa Alden, a
riesgo de irritar a Pekín.
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